La necesidad de explicar lo que sucede –incluso durante el sueño– es parte de los programas cerebrales. Las explicaciones generadas en el sueño pueden no ser totalmente ciertas, pero crean un sistema social de interacción que parece ser central en todo este proceso. En muchos sentidos, somos seres preocupados por la imagen que los otros tienen de nosotros, esto facilita nuestra inserción en el grupo; por otra parte, el conocimiento y la aceptación de la persona misma no está de más, pues puede resultar útil al momento de interactuar. El monólogo que sostenemos casi todo el tiempo no es necesariamente cierto y, concederle el beneficio de la duda en un modelo dialéctico, o si se prefiere socrático, nunca está de sobra. |
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