Al dormir, el cerebro descansa de manera parcial, pues el monólogo interno (pensamiento de una de las partes de la conciencia) sigue su curso. Para algunos investigadores soñar es algo así como un ruido cerebral, un epifenómeno.
Lo que ocurre en el sueño es semejante a los sonidos creados por los latidos del corazón, los cuales son producto de la apertura y cierre de válvulas; no tienen utilidad alguna en la fisiología, aun cuando el ser humano les ha dado un significado de funcionalidad clínica al colocar un estetoscopio y evaluar si el corazón está funcionando correcta o incorrectamente. Así, soñar equivaldría a la activación aleatoria de células nerviosas que evocan sensaciones y recuerdos. Al despertar por la mañana, organizamos esa información nocturna a manera de una edición cinematográfica, y nos contamos una historia; visto así, los sueños serían entonces un acto interpretativo sin funciones específicas.
Al ingresar al SMOR, desde una parte del tallo cerebral llamada puente o protuberancia, se genera una actividad eléctrica descubierta por el investigador francés Michel Jouvet, a la cual llamó Ponto Genículo Occipital (PGO), haciendo alusión a las zonas del cerebro que la corriente eléctrica recorre.
Se ha propuesto que el impacto del PGO activa un grupo de neuronas que a su vez acciona una cadena de otras responsables de almacenar memoria visual; el resultado es la evocación de una imagen al azar de nuestro pasado inmediato o remoto. Podríamos pensar que fueran pequeñas películas de unos segundos de duración, pero no necesariamente con la linealidad con la cual percibimos nuestra realidad al estar despiertos. En el sueño vemos a una madre que lleva a un niño de la mano (quizás nosotros), luego un paracaídas, después la chica más bella de la secundaria, etcétera.
Otro grupo de ondas PGO se dirige al complejo de núcleos ubicados en ambos lóbulos temporales llamadas amígdalas de los lóbulos temporales; al impactar las PGO en éstas, se induce la evocación de emociones. Ésta fue la gran aportación de uno de los muchos investigadores mexicanos que han trabajado en la neurofisiología del sueño, el doctor José Ma. Calvo Otarola, quien hace más de un año investiga el latido eléctrico de las supernovas.
La relativa simultaneidad de las PGO que van a las zonas visuales y las dirigidas a las emocionales –según descubrió el doctor Calvo–, a veces propicia un tono incoherente a las ensoñaciones: “soñé con un perro dormido, ¿por qué me levanté con tanta tristeza?” “Veía el mar y me dieron muchas ganas de reír, desperté riéndome y mi esposa no dejaba de verme como diciendo ‘a éste ya se le safó un tornillo’...” |
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