Hace 10 años, los industriales textileros de Puebla tenían problemas para igualar el color de sus productos finales, así que decidieron contactar a especialistas del
Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica (INAOE) en busca de asesoría; como consecuencia nació el Laboratorio de Colorimetría de la institución, el cual logró su certificación en 2007, y hoy ofrece asesoría a empresas
que trabajan directa o indirectamente con el color; el caso exitoso más reciente: Comex.
El Laboratorio de Colorimetría es dirigido por la especialista en óptica Jazmín Carranza, quien afirma: “poca gente sabe que el color se puede medir; hay poco conocimiento del color en la industria y en la academia, no hay muchos grupos de investigación en México. “Poca gente sabe también que Newton es el padre de la colorimetría [ciencia que estudia la medición de los colores y establece métodos para su cuantificación]. Newton no solamente hizo el famoso experimento para descomponer el arcoiris, sino que hizo dos contribuciones más en el campo del color: colocó un segundo prisma invertido y obtuvo luz blanca a partir de colores espectrales, que es el principio de la mezcla de colores; la otra, Newton fue quien puso los nombres a las siete bandas del arcoiris.
“Sin embargo, no es hasta que llega la instrumentación, o sea la espectrofotometría, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, cuando podemos hablar de la medición del color. Los conceptos espacios de color (RGC, CMY, YIK HSV) y coordenadas cromáticas nacen entre los años treinta y mediados del siglo pasado; el último diagrama cromático [que describe la relación entre tonos puros, como el blanco y el negro, y sus posibles combinaciones] y que todavía se usa, fue publicado por la Comisión Internacional de Iluminación (CIE) en 1976. A mediados del siglo pasado es cuando se afianza la metrología del color”.
A través del Laboratorio de Colorimetría, el INAOE, además de realizar proyectos de investigación en la materia, ofrece cursos abiertos de capacitación sobre la producción y manejo del color, pero también diseña cursos de acuerdo con las necesidades de una institución o empresa.
“Actualmente tenemos una cartera de cuatro cursos, casi 100 horas en capacitación en color. El primero tiene que ver con el lenguaje del color; el segundo es para la gente que ya tiene equipos para medir color –no todo mundo mide color–; si se quiere ir más allá todavía, se puede formular el color, esto se hace con técnicas de análisis matricial, a eso se aboca el tercer curso; y el cuarto curso está aplicado a la industria automotriz o a la gente que trabaja con pigmentos metálicos, perlados, aluminios o micas, lo que se conoce como los pigmentos de efecto”.