CONACYT
JULIO DE 2009
Inicio
Secciones
Artículos
+Un gigante sin nombre en la edad del hielo
1. Inicio
2. ¿Por qué los mastodontes parecen elefantes?
3. ¿Mamut o mastodonte?
4. Mastodonte americano busca nombre
+Biometría: ¿medir la vida?
1. Inicio
2. Biometría, ¿para qué?
3. Biometría y leyes de variación
4. Encuentro de biometría
+Entre Epicuro y la cama celestial: sobre la filosofía del placer
1. Inicio
2. La filosofía y el placer
3. Dónde reside el placer
4. Una mirada al pasado clásico
5. Bibliografía
+Chocolate: alimento y medicina
1. Inicio
2. Usos tradicionales y modernos
3. Sus componentes
4. Los polifenoles del chocolate y el cacao
5. Los antioxidantes
6. Los antioxidantes del chocolate
7. Bibliohemerografía
 +Protección del maíz en México
1. Inicio
2. Maíz hibrido, selección y protección
3. Para combatir el estrés
4. Elicitors vs transgénicos
5. Elicitors: alternativa de alto impacto
6. Referencias
Artículos anteriores
Entrevista
+Color, academia y negocios
1. Inicio
2. Caso Comex
 
Descargar Internet Explorer
Descargar WinZip
Descargar Adobe Reader
Descargar Quicktime

Descargar RealPlayer

Descargar Flash Player
 

ERNESTO PRIANI SAISÓ
Una mirada al pasado clásico
Hace unas décadas, el filósofo estadounidense Robert Nozick publicó “The Experience Machine”, un breve ensayo en su libro, Anarchy, State and Utopia, donde confronta el hedonismo utilitarista, argumentando que bastaría una máquina productora de placer para hacer al hombre feliz. Una máquina –podríamos pensar hoy– como la que domina en la película Matrix, en la cual se plantea el dilema entre la felicidad de estar conectado a la Matrix, o la desdicha de no estarlo. Reflexiones ambas que nos devuelven a la relación entre el cuerpo/máquina y el placer como ganancia de ese cuerpo, que ha dominado nuestras ideas del placer desde el XVIII.

Quizá por eso hoy existe una tendencia a explorar el pasado clásico en busca de visiones e ideas alternativas que no respondan al modelo mecánico/productivo del placer. El filósofo francés Michel Foucault (1926–1984), en sus últimos libros, especialmente en la Historia de la sexualidad, volvió a estudiar la actitud de los filósofos y médicos griegos en torno a la sexualidad y al placer sexual, cuyo enfoque se centró en comprender los mecanismos en los cuales se funda la autonomía del individuo, sobre la base de la ejecución de ejercicios espirituales destinados a dominar los propios deseos, con el fin de alcanzar la vida feliz.

Un ejemplo, del que sin embargo recela Foucault, es Epicuro de Samos (341–270 a. C.), el primero de los filósofos en reconocer al placer como bien. Sólo que el suyo no es un bien en el sentido utilitarista/mecánico, sino referido a un estado espiritual de tranquilidad del ánimo, que presupone un goce frugal de la existencia. En Epicuro, el placer es resultado de un ejercicio de control sobre sí mismo y sobre su deseo, pero en particular, sobre el temor a la muerte (razón por la cual muchos se entregan, según él, a los placeres excesivos), sensaciones que configuran la experiencia propiamente espiritual del placer, resultado satisfactorio y último de distinguir los deseos verdaderos de los falsos, y de atender aquellos que realmente se necesitan para vivir.

Desde el punto de vista filosófico, nuestra época fluctúa entre una visión mecánica del placer y una visión espiritualista del mismo. Oscila entre su forma corporal y su capacidad de elevar el espíritu. El forcejeo está, de muchas formas, en todos los rincones, porque involucra al hombre todo, y el sentido general de la vida. De cierta forma, aún está entre nosotros el doctor Graham, pero también Epicuro.
Anatomia/Isftic
desarrollado por quadrato