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Hélix
 
Superfetación, embarazarse estando embarazada
Superfetación es la capacidad de algunas hembras de llevar internamente, y de manera simultánea, múltiples camadas de embriones en diferentes estadios de desarrollo.

¿Qué pensarías si te dijéramos que una mujer embarazada se puede volver a embarazar, sin haber dado a luz al primer feto? Parece una historia increíble o de ciencia ficción, pero, en la naturaleza es un fenómeno que ocurre con frecuencia en muchas especies y es conocido como superfetación.

Los antiguos griegos, como Aristóteles e Hipócrates, ya hacían mención de esta extraña situación, pero fue hasta el siglo pasado cuando se generalizó una definición estándar de la superfetación, que hoy en día podemos definir como la capacidad que tiene una hembra de llevar internamente, y al mismo tiempo, varios embriones en diferentes estadios de desarrollo.1 Algo así como una mujer con un feto de tres meses, otro de seis meses y uno de nueve, a punto de nacer.

Este atributo reproductor puede ocurrir ocasionalmente en algunas plantas angiospermas (aquellas que producen flores y frutos) y en, al menos, diez diferentes tipos de mamíferos, entre los que podemos mencionar liebres, caballos, monos, murciélagos, roedores e, incluso, humanos (recuadro 1). En muchas especies de peces es mucho más frecuente; y en organismos ovíparos, como las aves, la superfetación se presenta cuando existe una superposición de puestas; así, llega a suceder que estos padres cuidan a polluelos que aún son dependientes de ellos mientras empollan más huevos.2

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Crisis de identidad en...Los chiles
La clasificación de los organismos permite garantizar su permanencia, y de ello depende la biodiversidad indispensable para el balance adecuado de la vida en el mundo.

El ser humano ha intentado clasificar los seres vivos mediante diversas reglas: se comenzó con criterios de utilidad, con el fin de separar lo comestible de lo no comestible; posteriormente, se tomaron modelos basados en la morfología, hasta que al final, se aplicaron los métodos científicos que hoy en día nos permiten establecer relaciones evolutivas. La clasificación de los diferentes organismos existentes en el mundo en que vivimos es de suma importancia, pues, al facilitar su estudio, podemos, con más certeza, definir sus aplicaciones reales y posibles para el desarrollo humano; pero, además, nos permite tomar acciones para garantizar su permanencia ya que, al margen de utilidades inmediatas, su sola existencia favorece la biodiversidad indispensable para el balance adecuado de la vida en el mundo.

La sistematización de la clasificación de seres vivos implica, necesariamente, contar con una adecuada identificación de los organismos; para llegar a esto existen diversos criterios en los cuales se basa su estudio:

Caracteres taxonómicos: son los rasgos que singularizan cierto grupo de seres, los cuales han sido definidos por los científicos como aquellos que permiten separar –diferenciar– una especie de otra; un ejemplo de esto sería el color de las flores en las plantas.

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Mitos y realidades sobre los muérdagos
Los muérdagos son plantas arbustivas hemiparásitas, porque de la materia orgánica requerida para vivir fotosintetizan una parte y extraen el resto del anfitrión a expensas del cual viven.

Los muérdagos eran considerados plantas mágicas y sagradas tanto por los pueblos occidentales como por los europeos antiguos y, hasta nuestros días, continúan alimentando muchos mitos en torno suyo. Según los primeros cristianos, el muérdago fue el árbol del que se extrajo la madera para hacer la cruz en la que murió Jesús; vergüenza que provocó su encogimiento y su transformación en una maleza parásita de otros árboles.

Con el paso de los años, el muérdago se ha convertido de una planta con reputación negativa, en el objeto de una tradición romántica: la del beso bajo el muérdago, señal de fertilidad y amor profundo en una pareja.

Al hablar de muérdagos, nos referimos a plantas arbustivas hemiparásitas, es decir, aquellas que son capaces de fotosintetizar una parte de la materia orgánica requerida para vivir, y extraer el resto –de forma ya elaborada– del hospedador a expensas del cual viven, y del que, además, obtienen sostén, agua y nutrientes minerales.

Los muérdagos crecen en árboles de bosques, parques y jardines (figura 1), se arraigan a la corteza de su huésped mediante estructuras especializadas llamadas haustorios –conocidos también como raíces modificadas–, las cuales penetran en el tejido del anfitrión, aunque permanecen fuera de la membrana de la célula huésped.1 Sus hojas son, generalmente, opuestas (figura 2) y sus flores se presentan en la extremidad del tallo, ya sea solitarias o en grupo.

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Muerte celular ¿Los parásitos tienen el control?
En las células infectadas por parásitos protozoarios se activa un proceso de muerte celular programada, conocida como apoptosis, con el fin de reducir la replicación y diseminación del patógeno.

Los protozoarios parásitos son organismos unicelulares, muchos de los cuales viven dentro de una célula –por lo que son llamados intracelulares–; de ella obtienen nutrientes para crecer y multiplicarse, así como protección contra los mecanismos de ataque del sistema inmune del huésped que parasitan. En muchos casos, la invasión de estos protozoarios causa enfermedades potencialmente mortales a seres humanos y animales.

En las células infectadas con patógenos (bacterias, protozoarios o virus) se activa un proceso de muerte celular llamado apoptosis, mediante el cual una célula infectada comete suicidio, pero sin afectar las células vecinas, previniendo así un daño mayor al organismo. No obstante, los patógenos intracelulares han desarrollado estrategias de supervivencia para controlar la apoptosis de la célula huésped y usarla a su favor. La descripción de este proceso es la base de la presente historia.

La apoptosis es un proceso normal que mantiene el estado de equilibrio (homeostasis) del tejido, y sirve para eliminar las células viejas o dañadas; pero también es un proceso vital del sistema nervioso durante su desarrollo, y del sistema inmune, ya que posibilita la eliminación de las células infectadas con patógenos.

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Política en democracia, resolución pacífica de conflictos
Política implica la disputa por el poder político, que es la posibilidad de imponer criterios e influir sobre las decisiones los demás.

En los países democráticos, la política significa la gestión del conflicto; es decir, genera los procedimientos para llegar a acuerdos y resolver asuntos públicos de forma pacífica.

A través de la política, los recursos son asignados, contribuyendo así a su reproducción. Los recursos recaudados y administrados por el Estado producen bienes como educación, salud, vivienda, seguridad pública, medio ambiente limpio, etcétera, lo cual favorece el desarrollo y reproducción de la sociedad. Ésta es la política vista como “El arte destinado a impedir la violencia y dar un sentido y una legitimidad al uso de la fuerza, cuando resulte indispensable”.1

Política también implica la disputa por el poder político, que es la posibilidad de imponer criterios e influir sobre las decisiones que toman los demás. No se puede hablar de política y abandonar las ilusiones vinculadas al poder.2 “Es la aspiración a participar en el poder o a influir en la distribución del poder… este poder que figura como medio para conseguir otros fines”.3

Además de ser elemento de cohesión, la política, también es elemento de coerción, para obligar a otro(s) a actuar en un sentido. Es un proceso de agregación de preferencias susceptible de llegar a ser más o menos excluyente o autoritario, y puede ser analizado como la imposición de unos sobre los demás.4 En las democracias, el grupo político en el poder garantiza legitimidad, legalidad y paz social, por medio de inclusión, respeto y tolerancia al adversario, pero también por la posibilidad del uso legítimo de la fuerza.

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El calzado ¿aliado o enemigo?
Nuestros pies soportan todo el peso de nuestro cuerpo y cambian con el paso de los años, lo harán durante toda nuestra existencia, mientras caminemos, por lo que es importante cuidarlos.

Existen diversas teorías acerca de cómo surge en los humanos la bipedestación, o el hecho de caminar en dos pies; la más aceptada dice que resultó de la necesidad de desplazarse por las llanuras, al disminuir las zonas de árboles, pues existe el argumento1 de que la postura erguida disminuye la exposición al sol y la pérdida de agua, mejorando así la temperatura del cuerpo; además de permitir tener las manos libres para alimentarse, cortando frutos de los árboles o cargando los alimentos;2 y tener la posibilidad de vigilar encima de los pastos en caso de peligro; también se dice que caminar erguido deriva de la necesidad de crear, utilizar y transportar herramientas, alimentos y armas, además de cuidar a sus crías,3 todo esto, con los miembros superiores.

El pie humano y el tobillo conforman una fuerte y compleja estructura mecánica que contiene más de 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos, ligamentos y tendones. Cuando nacemos, nuestros pies aún no tienen un desarrollo completo; es durante los primeros pasos, al comenzar a caminar, que la postura se va adaptando a mantener el equilibrio; sin embargo, los pies continúan desarrollándose.

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