Política implica la disputa por el poder político, que es la posibilidad de imponer criterios e influir sobre las decisiones de los demás Inicio En los países democráticos, la política significa la gestión del conflicto; es decir, genera los procedimientos para llegar a acuerdos y resolver asuntos públicos de forma pacífica. A través de la política, los recursos son asignados, contribuyendo así a su reproducción. Los recursos recaudados y administrados por el Estado producen bienes como educación, salud, vivienda, seguridad pública, medio ambiente limpio, etcétera, lo cual favorece el desarrollo y reproducción de la sociedad. Ésta es la política vista como “El arte destinado a impedir la violencia y dar un sentido y una legitimidad al uso de la fuerza, cuando resulte indispensable”.1 Política también implica la disputa por el poder político, que es la posibilidad de imponer criterios e influir sobre las decisiones que toman los demás. No se puede hablar de política y abandonar las ilusiones vinculadas al poder.2 “Es la aspiración a participar en el poder o a influir en la distribución del poder… este poder que figura como medio para conseguir otros fines”.3 Además de ser elemento de cohesión, la política, también es elemento de coerción, para obligar a otro(s) a actuar en un sentido. Es un proceso de agregación de preferencias susceptible de llegar a ser más o menos excluyente o autoritario, y puede ser analizado como la imposición de unos sobre los demás.4 En las democracias, el grupo político en el poder garantiza legitimidad, legalidad y paz social, por medio de inclusión, respeto y tolerancia al adversario, pero también por la posibilidad del uso legítimo de la fuerza. La política, como herramienta para gestionar los conflictos y generar soluciones pacíficas, tiene sus límites marcados por cinco elementos: 1. El grado en que son afectados los intereses de algunos ciudadanos por las decisiones de los gobernantes, al imponer leyes e instituciones. 2. La organización política y social de algunos sectores ciudadanos –lo cual significa evaluar qué tan organizados se encuentran éstos, para conformar protestas ante las decisiones de los gobernantes–. 3. La capacidad de los gobernantes para disuadir a los gobernados ante el posible uso de la fuerza del Estado, cuando lo crea necesario. 4. El grado de cultura político-democrática de los gobernantes y gobernados (o qué tan dispuestos están a tolerar, incluir, compartir, acordar y postergar intereses inmediatos). 5. Las instituciones y leyes justas, equitativas, incluyentes y transparentes. Instituciones que no concentran el poder político; en cambio, promueven la rendición de cuentas, el acceso a la información, y posibilitan la incorporación de grupos no gubernamentales en las decisiones.

Ilustración: Jorge Fco. Gutiérrez Hiray Las elecciones tienen el fin de resolverconflictos políticos de forma pacífica en los países democráticos.

ELECCIONES

Un proceso electoral^I es un claro ejemplo de cómo nos involucramos en la disputa pacífica por los recursos públicos; ya sea como aspirantes a un puesto de elección popular, ya como electores, porque votamos por quien creemos que nos va a ayudar a acceder de mejor manera a los recursos.

Las elecciones tienen el fin de resolver conflictos políticos de forma pacífica en los países democráticos. En México, se ha pretendido la pacificación de los conflictos políticos mediante la creación de organismos electorales autónomos que no dependan orgánicamente de gobernante alguno, y cuyas autoridades resultan del consenso entre los partidos políticos relevantes; así nació el Instituto Federal Electoral.

Los conflictos resultantes de las elecciones se gestionan en otras instituciones creadas para este fin: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y los tribunales electorales locales. El proceso para solucionar conflictos poselectorales crea la justicia electoral, la cual viene a coadyuvar en el desarrollo de procesos electorales más profesionales, transparentes, equitativos, justos y, desde luego, pacíficos. La construcción, consolidación y modificación de leyes e instituciones orientadas a gestionar los conflictos para su solución pacífica es tarea de las democracias, y para ello, la política como gestión del conflicto, es indispensable.

Los gobernantes y las instituciones políticas en países democráticos gozan de más aprobación y confianza entre los ciudadanos porque fueron resultado de la política, como herramienta para construir acuerdos; sin embargo, debemos tomar en cuenta que el convenio excluye a otros grupos y los somete a las decisiones tomadas. Esto es un punto de tensión y conflicto que puede producir violencia, por esta razón, la política debe estar siempre presente.

La construcción de la democracia a través del uso de la política es tarea de todos los ciudadanos, los cuales deben fomentar y respetar las elecciones democráticas, incluir nuevos actores políticos (en particular, aquellos sectores que se encuentren marginados), practicar la tolerancia, privilegiar el diálogo, censurar la violencia, respetar las instituciones democráticas, buscar los acuerdos, disminuir la desigualdad económica y social, y un largo etcétera.

Varios elementos son necesarios para la consolidación de un sistema democrático que genere menos violencia: la participación de diferentes actores políticos en la creación de leyes e instituciones en procesos dirigidos a la resolución de conflictos y la definición de mecanismos y procedimientos para la asignación del poder político y los recursos públicos escasos.

REFERENCIAS

1. M. Revelli, La política perdida. España: Trotta, 2008.

2. Jacques Ranciére, En los bordes de lo político. Argentina: Ediciones Cebra, 2007.

3. Max Weber, El político y el científico. España: Alianza Editorial,1997.

4. J. M. Colomer, “Estudio introductorio”. El enfoque de la elección racional en política. España: Instituto de Estudios Fiscales, 1991.