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Hélix
 

SUGEY LÓPEZ
ET AL.

mitos y realidades sobre los muÉrdagos

Los muérdagos son plantas arbustivas hemiparásitas, porque la materia orgánica requerida para vivir fotosintetizan una parte y extraen el resto del anfitrión a expensas del cual viven.

Inicio

Los muérdagos eran considerados plantas mágicas y sagradas tanto por los pueblos occidentales como por los europeos antiguos y, hasta nuestros días, continúan alimentando muchos mitos en torno suyo. Según los primeros cristianos, el muérdago fue el árbol del que se extrajo la madera para hacer la cruz en la que murió Jesús; vergüenza que provocó su encogimiento y su transformación en una maleza parásita de otros árboles.

Con el paso de los años, el muérdago se ha convertido de una planta con reputación negativa, en el objeto de una tradición romántica: la del beso bajo el muérdago, señal de fertilidad y amor profundo en una pareja.

Al hablar de muérdagos, nos referimos a plantas arbustivas hemiparásitas, es decir, aquellas que son capaces de fotosintetizar una parte de la materia orgánica requerida para vivir, y extraer el resto –de forma ya elaborada– del hospedador a expensas del cual viven, y del que, además, obtienen sostén, agua y nutrientes minerales.

Los muérdagos crecen en árboles de bosques, parques y jardines (figura 1), se arraigan a la corteza de su huésped mediante estructuras especializadas llamadas haustorios –conocidos también como raíces modificadas–, las cuales penetran en el tejido del anfitrión, aunque permanecen fuera de la membrana de la célula huésped.1 Sus hojas son, generalmente, opuestas (figura 2) y sus flores se presentan en la extremidad del tallo, ya sea solitarias o en grupo.

Sus frutos son carnosos y un tanto viscosos, algunos de los cuales has sido reportados como tóxicos en ciertas especies, aunque los frutos de otras especies resultan útiles en medicina doméstica. Al respecto, Varela y sus colaboradores3 incluyen en su obra estudios sobre una especie de muérdago que figura en la medicina tradicional. Este diferente comportamiento de los frutos se debe a que “los venenosos” contienen compuestos químicos diferentes a los que encontramos en los frutos considerados medicinales, pues, hay varias especies de muérdagos.

Muérdago es el nombre común o popular atribuido a plantas pertenecientes a varios géneros, entre los cuales destacan Ilex, Arceuthobium, Viscum y Phoradendron. En el Distrito Federal y en parte del territorio mexicano, la mayoría de los muérdagos pertenecen al género Phoradendron dentro del cual es P. brachystachyum –Phoradendron brachystachyum– DC Nutt (Viscaceae) la especie más abundante; pero, en el estado de Morelos, predomina P. reichenbachianum Oliv (Viscaceae).

El alto riesgo que significa la presencia de los muérdagos para la vida de los árboles que colonizan obliga a realizar una importante labor de jardinería para lograr su preservación, pero también a destinar gran cantidad de recursos económicos y humanos para controlar su proliferación y, con ello, mantener el equilibrio.

En el Distrito Federal y en parte del territorio mexicano, los muérdagos han parasitado una gran cantidad de árboles.

REPRODUCCIÓN

Las semillas de los muérdagos son diseminadas por las aves, que las comen o las transportan pegadas a sus cuerpos y las depositan sobre sus nuevos hospederos. Cuando la semilla germina, el muérdago penetra en el anfitrión a través de sus raíces y, aproximadamente, dos años después, se convierte en un nuevo individuo adulto.

Si el crecimiento del muérdago ocurre de forma abundante o permanece por muchos años sobre las ramas de su anfitrión, termina por matarlo, o bien, provocar, por ejemplo, el debilitamiento y la muerte de fresnos urbanos, así como la desaparición de algunos árboles en peligro de extinción, pues, debido a que presentan el mismo tono verde brillante que su hospedero, los muérdagos pasan inadvertidos para la mayoría de los guardias forestales y arboricultores mexicanos, lo que impide su combate, causando un daño irreversible a los árboles a cuyas expensas sobreviven.

En el Distrito Federal y en parte del territorio mexicano, los muérdagos han parasitado una gran cantidad de árboles; Tlalpan, Coyoacán, Xochimilco y Milpa Alta se encuentran entre las delegaciones con mayor presencia de muérdagos y, en ocasiones, dependiendo de la época del año,4 constituyen una plaga de difícil control por su gran proliferación, pues su producción anual llega a sumar varias toneladas.

El muérdago ha sido empleado en medicina tradicional por su acción antihipertensiva, antidiabética y cardiotónica; ayuda a disminuir el pulso y estimula contracciones gastrointestinales y uterinas.

UTILIDAD

Mucho tiempo antes de la llegada de los europeos a nuestro continente, en el territorio que hoy es México, ya se tenía un amplio conocimiento sobre muchas plantas, no sólo desde el punto de vista de su uso medicinal, sino también artesanal y alimenticio. La riqueza florística de nuestro país deriva de la existencia de un número importante de especies endémicas, entre las cuales se encuentran muchas del género Phoradendron –es decir, muérdagos–.

Estas plantas se han empleado en la medicina tradicional de muchos países de Europa y del continente americano por su acción antihipertensiva, antidiabética y cardiotónica (que estimula y refuerza la actividad cardíaca); sus propiedades ayudan a disminuir el pulso, además de estimular las contracciones gastrointestinales y uterinas.

En Alemania, donde actualmente la herbolaria es una corriente curativa más fuerte que en México, el extracto de muérdago es ingrediente de muchos medicamentos prescritos para bajar la presión. Lamentablemente, a pesar de su alta producción en nuestro país, y de que varias especies de Phoradendron cuentan con estudios químicos y farmacológicos que fundamentan su utilización por parte de la gente5 (por ejemplo, en diferentes afecciones renales, como el tratamiento de cálculos), estas plantas no tienen aplicación alguna.

Usualmente, como remedio casero, las plantas son cocidas en agua y sólo se bebe el líquido en que fueron preparadas, pero la naturaleza del problema requiere un amplio estudio biológico, químico y farmacológico que ayude a impulsar la utilización de estos arbustos –los cuales, actualmente, producen una gran cantidad de desecho–, convirtiéndolos en material destinado a la obtención de compuestos químicos que ayuden a prevenir y/o curar enfermedades importantes entre la población mexicana, lo que, además, ofrece contribuir en la búsqueda de soluciones al problema de conservación de los árboles parasitados. El manejo apropiado de los muérdagos los convertirá, de una plaga, en fuente potencial de moléculas orgánicas activas.

A pesar de su alta producción en México, no tienen aplicación alguna los muérdagos, aunque varias especies cuentan con estudios químicos y farmacológicos.

composiciÓN QUÍMICA

El estudio de los muérdagos pertenecientes al género Phoradendron es, hasta ahora, muy limitado. Las especies P. brachystachyum y P. reichenbachianum ya han sido estudiadas desde el punto de vista químico;4,5 incluso, se ha establecido el posible uso de algunos de sus compuestos químicos para tratar la diabetes6 y para bajar la presión;7 compuestos que pertenecen a cuatro grupos de productos naturales:

Ceras: biomoléculas formadas por una cadena lineal larga constituida únicamente por átomos de carbono e hidrógeno (de diferente longitud o número de átomos de carbono), en cuyo extremo hay un grupo alcohol o ácido carboxílico.

Esteroles: compuestos que se encuentran tanto en animales como en plantas, pero que marcan diferencias entre unos y otros; por ejemplo, el colesterol es el esterol que caracteriza a los animales y no se encuentra en las plantas; mientras sitosterol y el estigmasterol son esteroles que se encuentran en plantas, pero no en los animales.

Triterpenos: moléculas que se pueden encontrar en muchas plantas y están constituidas por treinmitos ta átomos de carbono susceptibles de hallarse distribuidos en cuatro o cinco anillos.

Flavonas: compuestos aromáticos formados por tres anillos que, comúnmente, contribuyen a formar el color amarillo de las plantas (figura 3).

Para P. brachystachyum y P. reichenbachianum los triterpenos son los componentes mayoritarios y distintivos, los cuales representan 94 y 98% del total de sus compuestos químicos, respectivamente. De ellos, el ácido morólico es el triterpeno mayoritario para P. brachystachyum, del que se obtiene 7.31 g por kg de planta seca, lo que constituye 79% de su contenido en compuestos. Por otra parte, el ácido morónico es el triterpeno mayoritario de P. reichenbachianum, de donde se obtiene 16.56 g por kg de planta seca, lo que representa 93% de su contenido total.6,7 Ambas especies contienen sólo este compuesto como significativamente mayoritario, por ello son plantas especializadas en su síntesis: sin embargo, presentan, además, un importante número de otros compuestos en cantidades tan pequeñas –sólo unos cuantos miligramos–, que la gran cantidad de su triterpeno mayoritario opaca completamente su presencia (figura 4). Para lograr obtener estos compuestos minoritarios de manera aislada, es necesario hacer grandes esfuerzos de purificación a fin de hacerlos evidentes y manipulables. Finalmente, la cuantificación en peso del total de los compuestos aislados en cada caso establece que P. reichenbachianum produce un poco más del doble que P. brachystachyum.

Los ácidos morólico y morónico tienen la misma estructura química básica. Su similitud estructural y la cantidad tan importante en que fueron aislados a partir de estas dos especies de Phoradendron hacen suponer que su presencia se relaciona de manera directa con el hecho de que sean usadas para tratar la diabetes y bajar la presión. Además, los ácidos oleanólico y ursólico, presentes como compuestos minoritarios, también muestran actividad antidiabética importante, por lo que, a pesar de su baja proporción, deben contribuir a la actividad total mostrada por la planta.8 Datos publicados recientemente9 indican que los ácidos morólico, morónico, ursólico, y oleanólico también podrían ser útiles para bajar la presión (figura 5).

Estos estudios farmacológicos establecen las bases científicas para su eventual uso terapéutico, invitándonos a reconsiderar que P. reichenbachianum y P. brachystachium y, en general, los muérdagos del género Phoradendron son actualmente plantas de desecho que pueden llegar a ser una fuente de compuestos bioactivos.

Todas las plantas sintetizan grupos de compuestos –que pueden variar en número y tipo–, y los contienen en cantidades que van desde miligramos hasta unos cuantos gramos, lo que las caracteriza como individuos. Sin embargo, es sumamente difícil encontrar plantas especializadas en la síntesis de un compuesto marcadamente distintivo, tanto por la cantidad presente como por su actividad farmacológica. Éste es el caso de P. reichenbachianum y P. brachystachium, que contienen ácido morónico y ácido morólico, respectivamente, en cantidades tan importantes que pueden considerarse los compuestos que las marcan como especie.

La próxima vez que visites un parque o jardín, busca muérdagos en las copas de los árboles; si los encuentras parasitando alguno, obsérvalos con cuidado, son un regalo de la naturaleza.

REFERENCIAS

1. M. Cházaro, F. M. Huerta, R. M. Patiño, R. Sánchez, E. Lomelí, A. Flores. “Los muérdagos (Loranthaceae) de Jalisco. Parásitas poco conocidas”. Ciencia y Desarrollo, 17, 102, (1992): 70-86.

2. V. E. Tyler. The Honest Herbal: A Sensible Guide to the Use of Herbs and Related Remedies. Nueva York: Pharmaceutical Products Press, 1992: XVIII, 375.

3. G. Varela B., T. Fernández, A. Ricco R., P. Cerdá Zolezzi, E. Hajos S., A. Gurni A., E. Álvarez, L. Wagner M. “Phoradendron liga (Gill. ex H. et A.) Eichl. (Viscaceae) Used in Folk Medicine: Anatomical, Phytochemical, and Immunochemical Studies”. Journal of Ethnopharmacology, 94, (2004): 109–116.

4. H. Rivera, H. A. Espinosa. Flora y vegetación del Distrito Federal. Biodiversidad de la faja volcánica transmexicana. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, 232 pp.

5. J. Waizel, J. Herrera, D. Alonso, M. L. Villarreal. “Estudios preliminares de la actividad citotóxica de muérdagos mexicanos: Cladocolea grahami, Phoradendron reichenbachianum y Phoradendron galeotii (Loranthaceae)”. Revista del Instituto Nacional de Cancerología, 40, (1994): 133-137.

6. M. Y. Ríos, D. Salinas, M. L. Villarreal. “Cytotoxic Activity of Moronic Acid and Identification of the New Triterpene 3, 4-seco-Olean-18-ene-3,28-dioic Acid from Phoradendron reichenbachianum”. Planta Med., 67, 5, (2001): 443-446.

7. S. López-Martínez, G. Navarrete-Vázquez, S. Estrada-Soto, I. León-Rivera y M. Y. Ríos, “Chemical Constituents of the Hemiparasitic Plant Phoradendron brachystachyum DC Nutt (Viscaceae)”. Natural Product Research: Formerly Natural Product Letters, (2012): 1-7.

8. Ramírez-Espinosa, M. Y. Ríos, S. López-Martínez, F. López- Vallejo, J. L. Medina-Franco, P. Paoli, G. Camici, G. Navarrete-Vázquez, R. Ortiz-Andrade, S. Estrada-Soto. “Antidiabetic Activity of Some Pentacyclic Acid Triterpenoids, Role of PTP- 1B: in vitro, in silico, and in vivo”. European Journal of Medicinal Chemistry, 46, (2011): 2243-2251.

9. M. Y. Ríos, S. López-Martínez, F. López-Vallejo, J. L. Medina-Franco, R. Villalobos-Molina, M. Ibarra-Barajas, O. Hernández-Abreu, S. Estrada-Soto. “Vasorelaxant Activity of Some Structurally Related Triterpenic Acids from Phoradendron reichenbachianum (Viscaceae) Mainly by NO Production: Ex vivo and in silico studies”. Fitoterapia, 83, (2012): 1023–1029.

Curriculum

 

La doctora Sugey López Martínez labora en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Es miembro SNI nivel candidato, y sus líneas de investigación son: Biorremediación y fitorremediación de suelos contaminados con hidrocarburos, Biodegradación de moléculas orgánicas y Química de productos naturales.

La doctora Virginia Flores Morales es investigadora en la Unidad Académica de Ciencias Químicas-Universidad Autónoma de Zacatecas, y sus líneas de investigación son: Síntesis asimétrica, Bioenergética y Química de productos naturales.

La doctora María Yolanda Ríos es investigadora en el Centro de Investigaciones Químicas, de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Es miembro SNI, nivel II, y sus líneas de investigación son: Química de productos naturales: aislamiento y determinación estructural, y Síntesis, semisíntesis y relación estructura-actividad de productos naturales con actividad biológica.

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