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El lector científico JUAN NEPOTE
Música: arte y ciencia
El lector científico

Leonardo llevaba consigo un regalo inédito para Ludovico: una hermosísima lira construida en plata y con sus propias manos. semejando el cráneo de un caballo- el animal favorito del duque- y con una capacidad extraordinaria para producir una melodía única..

A la música no le hace falta explicación alguna, porque nuestro cerebro la procesa de manera especial, muy distinta a como lo hace con los textos o la conversación.

Expresión artística verdaderamente universal, se trata de todo un lenguaje influido por ciertas circunstancias particulares: los materiales del objeto que produce una oscilación de presión en el aire, la calidad de nuestro sistema auditivo, nuestras atenciones, distracciones y nuestros recuerdos. Es decir, las sensaciones que nos provoca la música tienen mucho que ver con mecánica, fisiología, neurociencias, bioquímica, psicología, acústica… De hecho, no es infrecuente que los científicos también se decanten por la música: Galileo Galilei aprendió desde muy pequeño a tocar el órgano, influido por su padre; el fundamental astrónomo británico William Herschel trabajaba originalmente como profesor de música; es sabido que Albert Einstein gustaba de tocar el violín, mientras que sus colegas Max Planck, Werner Heisenberg o Niels Bohr eran perseverantes pianistas. Quizás a eso se refería el matemático, escritor y filósofo Bertrand Russell, cuando aseguraba que “el matemático puro, igual que el músico, es un creador libre de un mundo de belleza ordenada”.

CURIOSIDAD INFINITA
Un buen ejemplo de ello lo encontramos en el célebre Leonardo da Vinci, cuya curiosidad infinita, durante los albores del Renacimiento italiano lo llevó a producir una serie de fantásticos trabajos que aun ahora lo respaldan como “una de las personas con más variados talentos de la historia”, según el consenso mundial. Y es que, desde muy joven, Leonardo destacó como un inigualable maestro en varias disciplinas artísticas: pintura, dibujo, escultura… Sin embargo, él mismo prefería presentarse como inventor e ingeniero. Y por eso diseñó una sorprendente diversidad de herramientas para múltiples usos, máquinas voladoras e hidráulicas, puentes móviles, cañones, grúas, carros de combate, máquinas teatrales, etcétera, que han sobrevivido hasta nuestros tiempos, conservados en cientos de manuscritos que parecen transmitirnos la idea de un personaje mágico y enigmático, poseedor de poderes secretos. Leonardo utilizaba una técnica de escritura especular, probablemente tratando de complicar la lectura de sus papeles a personas no autorizadas o tal vez simplemente como un ejercicio lúdico en su condición de zurdo. Pero sus talentos debemos relacionarlos con la observación detallada de la naturaleza, el intercambio de ideas con algunos de sus contemporáneos y la lectura acuciosa de la obra de sus antecesores.

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Noviembre - Diciembre 2012
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