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Marzo-Abril 2012
Hélix

LAURA VERÓNICA DÍAZ ARCHUNDIA
Y FABIOLA MONROY GUZMÁN

Desechos radiactivos

Las aplicaciones de la radiactividad generan desechos que deben ser aislados y confinados para limitar su dispersión en la biosfera, puesto que emiten radiación particularmente energética y causan modificaciones a nivel molecular en los materiales que atraviesan.

El proceso de desintegración espontánea de un átomo que, al transformarse emite rayos gamma –semejantes a la luz visible, pero más energéticos– o partículas subatómicas, como electrones, neutrones, etc., se llama radiactividad. Los átomos radiactivos (radionúclidos) se desintegran espontáneamente a una velocidad determinada y constante que depende de la naturaleza del átomo, y estas transformaciones pueden durar desde una fracción de segundo hasta miles de millones de años.

El tiempo durante el cual la mitad de una cantidad
dada de átomos radiactivos se desintegra espontáneamente se conoce como vida media, por ejemplo, transcurridas dos vidas medias, la radiactividad se ha dividido entre cuatro y, al final de 10 periodos, se divide entre mil. Por ello se considera que, después de haber transcurrido 10 periodos, los átomos radiactivos prácticamente han desaparecido. Así, el uranio-238, carbono-14 y cloro-38 tienen vidas medias 4,460 millones de años, 5,730 años y 37.8 minutos, por lo que se requiere 44,600 millones de años, 57,300 años y 378 minutos para considerar que estos elementos radiactivos han desaparecido. Es decir, a medida que los radionúclidos se transforman, la radiactividad disminuye (figura 1).*

La radiactividad es un fenómeno natural presente en la atmósfera (carbono-14), la corteza terrestre (uranio-238), nuestra alimentación (potasio-40) e, incluso, en nuestro cuerpo (potasio-40 y carbono-14). Los átomos radiactivos también son producidos artificialmente y pueden ser utilizados como trazadores o rastreadores de numerosos procesos biológicos, químicos, físicos, geológicos, industriales, médicos, etc., que permiten ver el interior de un organismo o un material sin perturbar su ciclo natural, con lo cual se logra: modificar las propiedades mecánicas o químicas de los materiales; esterilizar alimentos, materiales y equipos quirúrgicos; controlar plagas; diagnosticar y tratar ciertas enfermedades; e, incluso, autentificar obras de arte. Además, las transformaciones nucleares liberan una gran cantidad de energía, que puede ser aprovechada para generar electricidad en las centrales nucleares. 1, 2
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Marzo-Abril 2012
Curriculum

 

Laura Verónica Díaz Archundia es ingeniera química por el Instituto Tecnológico de Toluca y maestra en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Querétaro. Trabajó como evaluadora de los rubros de Residuos Peligrosos y Suelo en Auditorías Ambientales, en la Gerencia de Ciencias Ambientales del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares. Es miembro fundador de la Asociación de Jóvenes por la Energía Nuclear en México (AJENM) y fue Secretaria de Comunicación y Difusión de la misma en el periodo de 2003-2008.

Fabiola Monroy Guzmán es doctora en Radioquímica y Química nuclear por la Universidad de París. Es investigador de tiempo completo en el Departamento de Desechos Radiactivos del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares. Sus investigaciones se centran en la gestión de desechos radiactivos, así como en la producción de radioisótopos para diversas aplicaciones y la arqueometría. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y presidenta de la División de Química Nuclear de la Sociedad Química de México.

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