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Marzo-Abril 2012
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Ciencia en el mundo

PILAR MARTÍNEZ

Estrógenos y cambios de humor
Agua en lo profundo de la Tierra
En 95% de las mujeres, la fluctuación de los niveles de estrógenos endógenos (aquellos producidos por los ovarios) influye en la aparición de psicosis recurrente o en un aumento importante en las emociones negativas.
Especialistas chinos de la Facultad del Cerebro y Ciencias de la Universidad Normal de Beijing, y del Instituto de Psicología de la Academia de Ciencias trabajan en un proyecto con el cual pretenden entender cómo influyen las hormonas (principalmente estrógenos) en el estado de ánimo de las mujeres.

Según Luo Yue-Jia, integrante del equipo investigador, los estrógenos regulan cambios físicos y psicológicos en múltiples dimensiones, cuyos efectos se ven reflejados sobre el cuerpo y el cerebro, principalmente en el sistema nervioso central, en la generación y eficiencia de los neurotransmisores, en la amígdala, el hipocampo y los lóbulos prefrontales –áreas del cerebro que participan en el cambio de comportamiento emocional–.

Gracias a este estudio, se ha demostrado que las mujeres son dos veces más propensas que los hombres a desarrollar trastornos de depresión y ansiedad, siendo más vulnerables entre el inicio de la pubertad y los 55 años, según los cambios en los niveles de estrógeno.

En 95% de las mujeres, la fluctuación de los niveles de estrógenos endógenos (aquellos producidos por los ovarios) influye en la aparición de psicosis recurrente o en un aumento importante en las emociones negativas.

Apoyados con electroencefalogramas, resonancias magnéticas y técnicas conductuales y bioquímicas, los investigadores siguen analizando la relación del estrógeno con la emoción, para entender los mecanismos relacionados con los cambios emocionales y el estrógeno, y así poder tomar mejores medidas de apoyo para resolver los problemas emocionales de las mujeres, aseguran.

Agujeros negros más grandes del Universo
Cambio de personalidad
Especialistas de la Universidad de California encontraron los dos agujeros negros más grandes conocidos hasta el día de hoy, su masa es casi 10 mil millones de veces mayor que el Sol y se encuentran a 270 millones de años luz de la Tierra, en las galaxias NGC 3842 y NGC 4889.
Borran dolor crónico
Un canto en armonía
Científicos de la Universidad Médica de Viena señalaron que niveles altos de opiáceos ayudan a interrumpir el movimiento de iones de calcio entre los nervios, neutralizando el dolor. Dichas dosis, son más altas que las utilizadas actualmente por lo que esta investigación podría derivar en nuevos tratamientos contra el dolor crónico.
El dolor crónico es un trastorno nervioso que persiste después de haberse producido un estímulo (por ejemplo, una cirugía o lesión), también por enfermedades, como artritis reumatoide o cáncer, debido a que se activan las fibras nerviosas C, asociadas con el dolor crónico.

Un equipo de científicos de la Universidad Médica de Viena, encabezado por la doctora Ruth Drdla-Schutting, encontró que al aplicar altas dosis de opiáceos –alcaloides presentes en el opio–, como morfina o heroína, se logra reestablecer las señales nerviosas.

Con la finalidad de analizar los efectos de los opiáceos al ampliar sus límites de acción, los investigadores trabajaron con dos grupos de roedores; al primero se le indujo dolor en las fibras C –estructuras que responden a estímulos térmicos, mecánicos y químicos, se calcula que existen 200 fibras de este tipo en cada centímetro cuadrado de piel–. Cuando éste cesó, se les aplicó una dosis alta por vía intravenosa de remifentanilo –analgésico–, mientras que al segundo grupo se le dio una dosis más baja.

En ambos casos el dolor disminuyó; sin embargo, al administrar una segunda dosis alta al primer grupo, se eliminaron las huellas o “memoria” que provoca el dolor crónico.

Según Sandkühler, los niveles altos de opiáceos ayudan a interrumpir el movimiento de iones de calcio entre los nervios, neutralizando el dolor. Dichas dosis son, aproximadamente de 2 a 4 veces más altas que las utilizadas actualmente, pero están muy por debajo de aquellas que provocan la muerte, por lo que esta investigación podría derivar en el desarrollo de tratamientos contra el dolor crónico.

Biopixeles con bacterias

Científicos estadounidenses de la Universidad de San Diego lograron crear luz neón a partir de bacterias que servirá como sensor para identificar zonas contaminadas con sustancias tóxicas.

Mundo Arthur Prindle, miembro del grupo, menciona que, para lograrlo, añadieron una proteína fluorescente al reloj biológico de bacterias E. coli, que se activa ante la presencia de alguna sustancia tóxica como el arsénico.

Los circuitos genéticos son mecanismos de toma de decisión en las células, y muchas bacterias se comunican por un sistema de autoinducción, que les permite compartir, entre ellas, moléculas para activar distintos comportamientos coordinados; pero, las colonias lo hacen a partir de gases que comparten mediante un chip de microfluidos, lo que permite su sincronización.

En el caso de las bacterias E. coli, cuando se agrupan en colonias forman biopixeles –puntos de luz similar al pixel–. Este mecanismo sirvió para desarrollar un sensor capaz de detectar los niveles elevados de arsénico.

El equipo sigue explorando otras aplicaciones que pudiera tener el uso de este tipo de bacterias.

Mono presumiblemente extinto
Fue encontrado por científicos canadienses de la Universidad Simon Fraser, en Indonesia. Gracias a la instalación de cámaras, hoy se puede contar con la evidencia de la existencia del langur entrecano de Miller, una especie nunca antes vista. En 2005 se realizaron estudios cuyos resultados no arrojaron datos sobre la existencia del espécimen, por lo que se creía extinto.

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