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Marzo-Abril 2012
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PILAR MARTÍNEZ

¿Duermes bien?
Los costos ocultos de los biocombustibles
La falta de sueño predispone a cometer errores y reaccionar inadecuadamente.
En la Facultad de Psicología-UNAM, especialistas trabajan en un proyecto de investigación enfocado a conocer los efectos de la privación en procesos cognitivos y emocionales.

“Específicamente nos interesa conocer qué efectos tiene el privar de la etapa de sueño con movimientos oculares rápidos (MOR), la cual ocupa más o menos 20 o 25% del tiempo que pasamos dormidos al día, es decir, cerca de una hora y media. En esta etapa del sueño se activan áreas cerebrales involucradas en el procesamiento de las emociones (sistema límbico)”, explica la doctora María Corsi Cabrera, líder de esta investigación.

Para dar respuesta a dicha interrogante, se tuvo la participación de personas voluntarias –sujetos sanos, normales, jóvenes y diestros– a quienes se les privó de esta etapa de sueño por una noche, para ello, primero pasaron por un periodo de adaptación a las condiciones del laboratorio; después, se verificó que su cantidad de sueño fuera normal y no tuvieran privaciones previas, para lo cual se realizaron también registros de sueño. Una vez hecho todo esto, se los monitoreó durante toda una noche, detectando cada vez que los sujetos entraban a esta etapa del sueño, momento en el que eran despertados, de tal forma que no tuvieran más de 4.5% de sueño MOR.

Antes y después de someter a los voluntarios a la privación del sueño MOR, realizaron una tarea que consistía en lo siguiente: “se les presentaba una serie de imágenes amenazantes; por ejemplo, un hombre apuntando con una pistola, y otras inocuas como un bebé o un conejo, si se sentían amenazados debían apretar un botón, mientras medíamos la actividad metabólica cerebral con resonancia magnética funcional, para saber cómo estaban respondiendo las áreas cerebrales al realizar esta tarea. Encontramos que incrementaron la reactividad emocional ante estímulos amenazantes negativos, lo mismo sucedió con la actividad metabólica cerebral en dos áreas, sobre todo en la corteza prefrontal izquierda, responsable de la toma de decisiones y en la corteza occipital, que es donde se procesan las imágenes visuales”, indica.

“La importancia de esta investigación radica en detectar estas modificaciones que ocurren cuando se altera el sueño, hoy en día tenemos una tendencia a restringir las horas de sueño; sin embargo, esto tiene repercusiones sobre la ejecución del día siguiente, en todas las esferas, tanto en la cognitiva como emocional, esto a su vez tiene impacto en la toma de decisiones, en nuestro comportamiento en el ámbito laboral, en las relaciones interpersonales y en el estado de ánimo. El problema es que las personas se llegan a adaptar al grado de sentir que no les afecta.

El tomar siestas es una buena medida que ayuda a aminorar los efectos de la falta de sueño. Tenemos todavía más interrogantes; por ejemplo, no se sabe qué pasaría si se extiende la falta de sueño MOR a muchas más noches, en eso radica el siguiente paso de nuestra investigación”, concluye Corsi Cabrera.


Hongos suicidas
Invasión del pez león
Cepas fúngicas suicidas para la biorremediación de suelos.
En la búsqueda de opciones más eficaces y amigables con el medio ambiente para restaurar sitios contaminados con hidrocarburos aromáticos policiclos, especialistas del Centro de Investigación en Biotecnología Aplicada-IPN, cuentan con hongos filamentosos aislados de suelos contaminados, los cuales han sido genéticamente modificados para su eficiente aplicación en sistemas de biorremediación.

“A nivel investigación hay una gama de hongos que se han utilizado para este fin; por ejemplo, los hongos ligninolíticos que producen sistemas enzimáticos muy eficientes para degradar hidrocarburos, pero su hábitat natural es la madera en descomposición, por lo tanto, tienen la desventaja de que cuando se agregan al suelo contaminado, la microbiota nativa los desplaza, por lo que dejan de ser eficientes. Por otro lado, los hongos filamentosos no ligninolíticos que viven en los suelos, podrían ser una alternativa para acelerar el proceso de degradación de compuestos tóxicos, pero su sistema enzimático no es eficiente para degradar hidrocaburos, debido a que producen compuestos más tóxicos y con características carcinogénicas. Contamos con una colección de hongos que toleran altos niveles de contaminación, a los cuales se han insertado genes de hongos ligninolíticos, con la finalidad de aumentar su capacidad de degradación hasta dejar compuestos inocuos en el suelo”, explica la doctora Diana Verónica Cortés Espinosa, líder de esta investigación.

Estos microorganismos mejorados genéticamente han sido probados en el laboratorio a nivel microcosmos para la biorremediación de suelos contaminados con hidrocarburos, y se comprobó que tienen más capacidad de degradación que las cepas nativas; además, “para evitar su propagación en el medio ambiente, les estamos insertando genes letales específicos, flanqueados por un promotor se expresan en un momento determinado; por ejemplo, al ponerle un nutriente o compuesto, se induce la expresión del promotor y, por consiguiente, el gen letal propicia la autodestrucción del hongo, de esta forma se evita dejar remanentes de éste en el ambiente”, menciona Cortés Espinosa.

Según la investigadora, este tipo de trabajo es conocido como sistemas de contención, y ha tomado gran interés para la biorremediación; sin embargo, se ha desarrollado únicamente en bacterias por la facilidad en la manipulación genética. “Somos el único equipo en México que está realizando este tipo de investigaciones”, concluye.

Laboratorio Nacional para Estudio de Nanomateriales
Será instalado en Yucatán, en las instalaciones del Cinvestav, y estará dotado de tecnología de punta en microscopios electrónicos que servirán como herramienta para desarrollar proyectos de investigación enfocados en áreas de microscopía biológica y termodinámica.
Más arrecifes coralinos en Veracruz
Especialistas de la Universidad Veracruzana identificaron tres arrecifes de coral en la costa norte de esa entidad, actualmente se reconocen sólo seis; incluso, prevén la existencia de dos más frente a las costas del puerto de Tuxpan.
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