c. a. martÍnez-palacios, A. CAMPOS MENDOZA, E. DÍAZ-PARDO, F. ARREGUÍN SÁNCHEZ,
R. RUEDA JASSO, J. FONSECA MADRIGAL, A. GUTIÉRREZ-HERNÁNDEZ, R. PACHECO AGUILAR,
J.C. RAMÍREZ-SUAREZ, M.G. RÍOS DURÁN, E.M. TOLEDO CUEVAS, G. SALAS RAZO, L.G. RASSO,
A. SHIMADDA MIYASAKA, M.T. VIANA CASTRILLÓN, A. SÁNCHEZ CHINCHILLAS,
E. ÁVILA GONZÁLEZ Y E. GASCA LEYVA |
Los problemas generados por las especies invasoras no son nuevos, tampoco lo son los intentos para eliminarlas; de hecho, hay casos ampliamente documentados. Citaremos algunos:
» La introducción de la perca del Nilo (Lates niloticus) al Lago Victoria, en África, erradicó poblaciones de cíclidos microendémicos, acabando con pesquerías ancestrales, pero fue prácticamente imposible exterminar la perca; sin embargo, fue la implementación de la pesca de la perca del Nilo lo que pudo regular su crecimiento poblacional y, actualmente, sólo en el Lago Victoria se pesca cerca de 500,000 toneladas por año.
» Cuando el tucunaré (Cichla ocelaris) fue llevado al Lago Gatún, Panamá, grandes poblaciones de cíclidos nativos, que se alimentaban de mosquitos anofeles, fueron aniquiladas, lo que causó un incremento grave en la tasa de paludismo.
» La lamprea marina (Petromyzon marinus) fue introducida al lago Ontario (Estados Unidos-Canadá), después invadió los grandes lagos, afectó la composición de las comunidades nativas de peces y casi eliminó las truchas oriundas. Después de 120 años de probar diferentes alternativas de control, se ha logrado reducir las poblaciones de lampreas, mediante un programa coordinado por ambos países, cuyos costos, en algún momento han llegado a los 16 millones de dólares anuales, pero nunca han sido exterminadas.
Otro aspecto importante ligado al control de peces invasores es el referente a la conservación de los peces nativos, muchos de ellos en peligro de extinción, en cuyos casos, la presencia de bagres armados coincide con la declinación de las pesquerías artesanales de especies nativas (como el robalo Centropomus undecimalis y la tenguayaca Petenia splendida) e introducidas (como las tilapias Oreochromis spp.); por ello, se ha manifestado gran preocupación en torno al impacto que los loricáridos pueden causar a los ecosistemas acuáticos y a las especies endémicas de nuestro país, por ejemplo, en la Península de Yucatán, donde existen ejemplos interesantes de endemismo en cenotes, cuevas y lagunas costeras, o en los humedales de Tabasco.
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