Después del oro, la plata es el metal más maleable y dúctil encontrado en la corteza terrestre, además de contar con la mayor capacidad de reflexión óptica, lo que le confiere su atractivo brillo y resplandor.
2 No es difícil imaginar entonces el encanto que causó un metal de dichas propiedades en las primeras civilizaciones, lo cual trajo como consecuencia su empleo en la fabricación de artículos decorativos, (figuras
1a y
1b), utensilios y contenedores para uso de la realeza.
Debido a que los ornamentos eran en su mayoría de carácter religioso, se creó un misticismo alrededor de la plata, situación que llevó a catalogarla, junto con el oro, como un metal precioso que poseía atributos relacionados con las deidades. Los egipcios consideraban el oro un metal perfecto, el cual representaban mediante un círculo, y la plata, en este esquema, resultaba un metal semiperfecto cuya representación se basaba en un semicírculo. Dado el estatus que alcanzó la plata, se empezó a utilizar en forma de obsequios, ofrendas, o como simple mercancía de trueque, lo cual llevó a que cobrara un elevado valor y, en futuras civilizaciones, se formara un sistema monetario con base en su peso.
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