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Celdas de almacenamiento
Propuesta flexible de SAD *
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No es el objetivo censurar o coartar libertades al usuario que navega en la red, sino promover la autorregulación, proteger los derechos y garantizar la seguridad de los cibernautas.

Con las nuevas tecnologías, tan involucradas en nuestras vidas, no podemos subestimar el papel que hoy día cobra la información.

Muchas organizaciones tienen necesidades cada día más elevadas y complejas, relacionadas con el manejo y la estructura de sus datos; y dentro de este proceso, los sistemas de almacenamiento cobran un relieve importante pues, ¿qué más primordial para nuestra información que el almacenamiento?

Desde que el hardware de cada computadora incluyó capacidades de comunicación, los sistemas de almacenamiento han evolucionado en distintos aspectos. A partir de los sistemas de red, el almacenamiento dio un paso decisivo, pues abandonó los dispositivos, para distribuirse en redes que consolidaban su confiabilidad y persistencia: es evidente que, si cierto archivo se encuentra distribuido en red, es más difícil que falle o se pierda.

Estos sistemas son los antecedentes directos de los SAD (Sistemas de Almacenamiento Distribuido), y en la historia de éstos se puede identificar dos momentos clave: el primero, cuando se migró a un sistema centralizado que hacía distribuciones estáticas; y el segundo, cuando los dispositivos cobraron movilidad y ya no era posible sostener una estructura cliente/servidor. Bajo esta última situación se crearon los sistemas P2P (peer to peer o entre pares), nodos interconectados capaces de autoorganizarse, los cuales son usados para compartir recursos tales como ciclos de CPU, almacenamiento y ancho de banda. El aspecto positivo de estos sistemas es que se encuentran descentralizados, además de que cada participante que se adhiere aporta más recursos y no representa ninguna carga adicional.

El reto es evitar que cada usuario, al ausentarse, ponga en riesgo la seguridad y la confiabilidad del sistema. Con todo, es evidente que conforme la información se multiplique, estos sistemas disminuirán su efectividad o aumentarán demasiado sus costos.

Por otra parte, no es factible pensar que las organizaciones invertirán continuamente en sistemas de almacenamiento, pues llegará un punto en el que el volumen de información será tan grande que, simplemente, casi nadie podría pagar su almacenaje. Bajo esta perspectiva, es necesario que surjan SAD capaces de soportar grandes cantidades de información y, al mismo tiempo, puedan aprovechar las infraestructuras en las que las diversas organizaciones han invertido.

Lograr esta tarea requiere lidiar con una serie de dispositivos de distintos modelos, de diferente marca, con sus propios sistemas operativos y capacidades particulares. En otras palabras, para optimizar los sistemas que una organización ha adquirido, es necesario resolver su heterogeneidad sin pretender eliminarla, de tal forma que resulte un sistema distribuido, autoorganizado y carente de un dispositivo central, cuyas capacidades pronto se encontrarían superadas.

La propuesta que surge bajo estas condiciones supone una organización por celdas, o conjunto de dispositivos de almacenamiento coordinados por un representante. Para entender esto, imaginemos el funcionamiento de las células y los órganos del cuerpo humano. Si las células se encontraran dispersas, difícilmente podrían desempeñar una tarea; en cambio, tenderían a organizarse en grupos que podríamos denominar órganos. Digamos que estos órganos se estructuran en un sistema P2P, en el cual cada célula se comunica con las demás, sin necesidad de acudir a un sistema central. De esta forma, el trabajo se distribuye de manera efectiva entre las células y entre los órganos.

Para resolver el problema de la comunicación entre órganos, cada grupo tiene un representante conocedor de la tarea que desempeña cada célula, y es capaz de comunicarla a los otros representantes. Se pueden agregar tantos órganos como se quiera, pues su relativa independencia los hace tolerantes a fallas, aunque el sistema crezca; además, la coordinación de sus tareas les permite afrontar grandes volúmenes de información. Es así como las celdas de almacenamiento funcionarían como estos órganos.

En suma, se trata de un sistema cuyo centro está en todas partes. Cada celda es un SAD por sí misma; de ahí que pueda administrar con mayor facilidad la información y cumplir con los requerimientos, sin aumentar demasiado los costos. Los dispositivos de coordinación no pueden ser considerados como centralizadores del sistema, pues por sí mismos no cumplen con las tareas de administración, sino que simplemente tienen la información indicadora de la tarea que desempeña cada dispositivo de su celda.

Este sistema, además de contar con una gran capacidad de crecimiento, es flexible, pues el modelo de comunicación utilizado supone una capacidad amplia de lectura, aunque los sistemas sean distintos. Para verlo de diferente forma, diríamos que se trata de un modelo capaz de traducir muchos lenguajes de programación y, por lo tanto, también de interactuar con una gran cantidad de sistemas. De esta forma se protegen las inversiones en tecnología que se han hecho previamente, respetando su heterogeneidad. No podemos esperar que todos los sistemas hablen el mismo idioma, pero sí podemos considerar la existencia de traductores, cuya única función sea transmitir los mensajes a los diferentes lenguajes.

Finalmente, la articulación de múltiples celdas puede ser una solución a las grandes necesidades de almacenamiento de nuestro tiempo. La flexibilidad y la capacidad de crecer a gran escala son cualidades que permiten el desarrollo de los SAD sin elevar demasiado sus precios.

Sería ingenuo pensar que únicamente las grandes empresas, con capacidad para invertir gran capital, necesitan almacenar información; simplemente pensemos en escuelas, institutos de salud, comercios, etc. No cabe duda de que sólo las propuestas creativas pueden llevarnos al mejor manejo de la información para todos.

 
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