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Marzo-Abril 2012
Hélix
Actualidades PABLO OCTAVIO AGUILAR
Las cícladas mexicanas
Es importante diseñar un plan de manejo de cícadas para cada localidad, y someterlo al escrutinio de autoridades competentes, para instituir Unidades de Manejo Ambiental.
En el mundo existen más de 300 especies de cícadas, de las cuales 53 se encuentran en México, lo que ubica a nuestro país en el segundo lugar en lo referente a diversidad de estas plantas.

Las cícadas son plantas extraordinarias que podríamos considerar fósiles vivientes, ya que existieron a la par que los dinosaurios, pues se calcula tuvieron origen hace más de 200 millones de años y, en todo este tiempo, no han cambiado estrategias de supervivencia ante las variables condiciones de nuestro planeta, por lo que continúan sorprendiéndonos con su magnífica belleza. Todas ellas tienen potencial como plantas de ornato –seguramente las hemos visto adornando nuestros camellones–, pero a otras más se les ha asignado un uso ceremonial e, incluso, a pesar de su toxicidad, se llegan a consumir en algunos lugares del planeta, incluido México.

Otra circunstancia que las hace realmente llamativas es su extrema longevidad, ya que algunas especies de cícadas crecen de manera extremadamente pausada; por ejemplo: se calcula que la Dioon edule –una cícada endémica de México– crece a razón de medio centímetro al año, y se han encontrado ejemplares de hasta siete metros de longitud, lo cual nos induce a pensar que estas plantas podrían llegar a vivir más de 1,400 años.1

Las cícadas viven en las regiones tropicales y subtropicales del planeta y, al parecer, han encontrado en la zona centro-sur de México un ambiente ideal, debido a sus condiciones de temperatura y humedad, aunque algunas de sus especies se distribuyen por la zona del Pacífico hasta Sonora (Dioon sonorense), y por el golfo de México hasta Tamaulipas (donde se encuentran las especies Dioon angustifolium y Ceratzoamia kuetzeriana); lo que nos muestra cuán versátiles pueden llegar a ser y lo resistente de su condición.

No obstante nuestra riqueza en cuanto a esta especie, prácticamente todas las cícadas mexicanas se encuentran en algún grado de riesgo, por lo que las leyes mexicanas las protegen del tráfico y la extracción ilegal; pero son otras circunstancias –deforestación y cambio de uso del suelo– las que han llevado a varias cícadas endémicas al borde de la extinción. Como ejemplos tenemos Zamia inermis y Dioon caputoi, plantas que en el mundo han sido catalogadas “especies en extremo peligro de extinción”.2

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Julio-Agosto 2012
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