En muchas especies, las parejas entre individuos del mismo sexo crían juntos a sus descendientes, un alto porcentaje de los cuales no sólo son padres competentes, sino que, en algunas especies exceden el éxito reproductivo de las parejas heterosexuales. En aves se ha estimado un mayor éxito de las parejas homosexuales sobre las heterosexuales, considerando los criterios: número de huevos, tamaño de los nidos, habilidad para alimentar a los polluelos y compromiso de crianza. Así vemos que algunas hembras unen fuerzas logrando que su desempeño como madres resulte más exitoso que el de las parejas heterosexuales, en las que únicamente uno de los miembros cría a sus polluelos. Este éxito ha sido documentado en varias especies –osos grizzli, zorros rojos y jabalíes–, entre las cuales conviene destacar que no se forman parejas heterosexuales para desempeñar labores de crianza y las crías son atendidas únicamente por sus madres.

Hay muchas estrategias diferentes, incluyendo aquellas en las que ambos progenitores son padres biológicos. El arreglo más común de este tipo se encuentra en parejas lésbicas de varias especies de gaviotas y gansos, en las que una o ambas madres copulan con un macho para fertilizar los huevos, después de lo cual regresan con su pareja hembra; en estos casos los machos juegan el papel de donador de esperma. En otros casos, animales sin crías se unen con animales en proceso de crianza, como sucede entre los monos araña y los elefantes marinos.

Entre los cisnes negros se establece un arreglo de maternidad sustituta, a partir del cual una pareja de machos se asocia temporalmente con una hembra, apareándose con ella para ser padres; sin embargo, una vez que la hembra pone los huevos, los machos la ahuyentan y empollan en conjunto. En estas uniones las parejas de machos son capaces de adquirir mejores y mayores territorios para criar, dada la unión de sus fuerzas.

También ocurre que las parejas homosexuales crían sin ser los padres biológicos mediante la adopción, como sucede entre machos de elefantes marinos, que comparten la crianza de huérfanos, y algo parecido se observa en parejas de machos de gaviotas de cabeza negra, los cuales adoptan huevos o nidos completos abandonados por hembras.

Las parejas de machos de leopardo ocasionalmente buscan cachorros perdidos, y en muchas especies de aves puede haber hembras donantes de huevos a parejas de machos homosexuales a través de un proceso que también se ha llamado parasitismo de nido, para lo cual, las hembras ponen huevos en nidos que no son propios, dejando los cuidados de la crianza a la pareja anfitriona que puede ser tanto homosexual como heterosexual.