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NOVIEMBRE DE 2009
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H. ÁNGEL MANJARREZ-HERNÁNDEZ Y SANDRA GAVILANES-PARRA
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La leche materna ha sido un factor indispensable en el proceso evolutivo de los mamíferos, pues les permitió sobrevivir en diferentes ambientes y alimentar eficientemente a sus crías, ya que está adaptada a las características de la descendencia de las diversas especies de mamíferos, por lo que cada una tiene propiedades inigualables para asegurar su desarrollo y crecimiento. Su composición está determinada básicamente por el hábitat; ejemplo: en ambientes fríos, las crías de oso polar y de foca requieren mayor protección para soportar este clima; por lo que su leche materna tiene los contenidos más altos de grasa de todas las especies de mamíferos.

Desde hace décadas sabemos que la leche materna es el mejor alimento que puede existir para un recién nacido; no sólo le provee una óptima nutrición para el crecimiento, además lo protege de enfermedades infecciosas y, no obstante reconocerlo, apenas empezamos a entender lo más extraordinario de ella: sus componentes bioactivos1. Recientemente, el doctor Cregan descubrió2 en ella la presencia de células troncales, también llamadas células-madre, lo que indujo a los investigadores a pensar que la leche materna contiene componentes clave bioactivos que guían el desarrollo del infante hasta su completa formación e, incluso, sus efectos protectores pueden continuar hasta la vida adulta.

Dichos compuestos bioactivos comprenden células vivas (del sistema inmunitario) y proteínas activas que regulan y estimulan el sistema inmunitario del infante (hormonas, citocinas y enzimas), así como anticuerpos protectores, motivo por el cual, la leche materna es considerada un fluido viviente (tabla 1).

Ahora sabemos que la leche materna y las leches de fórmula (elaboradas por los laboratorios farmacéuticos) que la sustituyen son completamente diferentes, aunque en apariencia son muy similares. Esto no significa que la leche de fórmula sea dañina, pero es importante saber que le faltan los componentes bioactivos inmunitarios, pues los laboratorios productores se han enfocado en igualar las cualidades nutricionales de la leche materna.

Madre e hijo

CURRÍCULUM

Ángel Manjarrez Hernández es doctor
en ciencias por la Universidad de Londres, posdoctorado en la Universidad de Leicester, Gran Bretaña y repatriado por el Conacyt. Ha sido merecedor de los premios “Ricardo J. Zevada”, por el mejor proyecto, y “Dr. Rafael Galván” por el mejor trabajo publicado en la Revista Mexicana de Pediatría. Actualmente
está adscrito a la Facultad de Medicina-UNAM, y su investigación se ha centrado en las áreas de biología celular, bacteriología, bioquímica y virología, sobre las cuales ha publicado estudios en diversas revistas indizadas.


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Versión impresa
Norma ISO 690

MANJARREZ HERNÁNDEZ, Ángel y Sandra GAVILANES PARRA. "Leche materna: protección insustituible". Revista Ciencia y Desarrollo, Noviembre 2009, Vol. 35, no. 237, p. 8-15.

Versión electrónica
Norma ISO 690-2

MANJARREZ HERNÁNDEZ, Ángel y Sandra GAVILANES PARRA. "Leche materna: protección insustituible" [en línea]. Revista Ciencia y Desarrollo, Vol. 35, no. 237, Noviembre 2009. Disponible en: Colocar URL. [Consulta:Día-Mes-Año]

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