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NOVIEMBRE DE 2009
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rodolfo a. de la fuente, margarito quintero y o. rafael garcÍA
Sistema regulador del cuerpo humano

El ser humano tiene un sistema de adaptación muy lento a los cambios de temperatura, el cual, además, presenta un deterioro progresivo ante la disminución de las exigencias ambientales, ya que, cuando las condiciones son desfavorables, el ingenio humano inventa aparatos que las modifican (como ventiladores o sistemas de aire acondicionado), limitando así los mecanismos fisiológicos de adaptación.

Para que las células humanas puedan trabajar bien, es necesario que la temperatura dentro del cuerpo se conserve entre 36 y 37.5 °C; el mantener la temperatura interna en estos parámetros funcionales es obligación del hipotálamo, órgano localizado en la base del cerebro, el cual, entre sus funciones tiene la de comandar el sistema termorregulador con un mecanismo de retroalimentación que permite aumentar o disminuir la temperatura en respuesta a las condiciones ambientales.

Si la temperatura interna baja más de 29.5 °C, el hipotálamo pierde la capacidad de regulación, precipitando
la muerte por paro cardiaco; si aumenta por arriba de los 40 ºC, el sistema de regulación sufre un cortocircuito y se desconecta completamente, originando la muerte por golpe de calor.

De la misma manera como se prende y apaga el termostato del aparato de aire acondicionado de cualquier construcción, el sistema termorregulador del cuerpo mantiene la temperatura interna en rangos fisiológicos (36 y 37.5 °C), gracias a la información que recibe el hipotálamo de los sensores térmicos, los cuales le permiten subir o bajar la temperatura según sea necesario.

Los sensores térmicos son neuronas especializadas, muy sensibles al frío y al calor, que tienen la capacidad de detectar las variaciones en la temperatura interna del organismo, los cuales se encuentran localizados normalmente en la piel, en la médula espinal, en los órganos internos y, muy especialmente, en la región posterior del mismo hipotálamo, de modo que, si la temperatura interna desciende por debajo de 36 ºC, el hipotálamo estimula la producción de calor a través de cuatro mecanismos:

» Aumenta la termogénesis química.1
» Aumenta la secreción de la tiritonina.2
» Secreta más hormonas generadoras de calor,
como la tiroxina.3
» Libera hormonas del estado de estrés como la
adrenalina.

Por otro lado, si la temperatura interna aumenta por arriba de 36.5 °C, el hipotálamo envía sus órdenes para que se realicen las siguientes acciones:

» Crear una sensación psíquica de calor, lo que induce a las personas a refrescarse.
» Bloquear la tiritonina.
» Disminuir la termogénesis química.

» Aumentar el acarreo sanguíneo de calor desde los órganos internos hasta la piel, y abrir los millones de capilares presentes en ella para aumentar el flujo sanguíneo, al igual que el radiador de un automóvil, lo que permite la pérdida de calor por:

» Radiación: 60% de la pérdida de calor interno se da por la radiación infrarroja que el organismo lanza en todas direcciones, trasmitiendo el calor a las paredes y objetos que lo rodean.
» Convección: las moléculas del aire, al estar en movimiento, chocan con la piel y se desplazan pudiendo arrastrar en su camino 15% de la temperatura.
» Conducción: el calor corporal pasa en forma directa de la piel a los objetos sólidos con los que esté en contacto.
» Si la temperatura interna alcanza 37 ºC, el hipotálamo envía impulsos nerviosos a las glándulas sudoríparas de toda la piel para que empiecen a sudar, lo que permite perder calor por evaporación.

Este sistema de regulación térmica está reforzado por una capa de grasa de grosor variable que recubre todo el cuerpo, como un poderoso aislante que retrasa hasta 66% la conducción de la temperatura del exterior hacia los órganos internos, de tal forma que la piel puede estar muy caliente o muy fría, pero la temperatura interna se mantiene estable.

Hombre sudando

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