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| SEPTIEMBRE DE 2009 |
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- +Carbonilos en la atmósfera y sus efectos en la salud
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- +Biotecnología: una oportunidad para México
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- +Observatorio Jacques-Yves Cousteau
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| RUBÉN MORONES RAMÍREZ |
| Bioingeniería en economías emergentes |
Es evidente que los países con mayores indicadores educativos (número de publicaciones científicas, inversión en tecnología y desarrollo y número de patentes) e indicadores de niveles de vida (Producto Interno Bruto) corresponden a naciones desarrolladas. Este fenómeno se puede extrapolar al desarrollo de la biotecnología; ejemplos de ello se aprecian en los estados de California y Massachusetts, estados pioneros en esta disciplina, los cuales generan más riqueza en los Estados Unidos; de ahí la importancia del impulso a estas disciplinas.
México tuvo un papel protagónico en el desarrollo de la biotecnología cuando, durante los años cincuentas, apoyado por la Fundación Rockefeller, instituyó varios centros de investigación para desarrollar estas disciplinas, y el resultado fue que en 1956, por primera vez en su historia consiguió ser un país autosuficiente, exportador de maíz y trigo. De los sesentas a los noventas fue autosuficiente y líder exportador de vacunas. Finalmente, en la actualidad, es de los países líderes en producción de semillas transgénicas, catalogadas como el minipetróleo de la biotecnología.6 Sin embargo, México ha descuidado el impulso y la aplicación de fondos a estas áreas, perdiendo lentamente su liderazgo y, en consecuencia, la autosuficiencia en maíz, trigo y producción de vacunas. Ello nos obliga a depositar nuestras esperanzas en la investigación realizada en laboratorios foráneos.
Hasta el momento en que surgió la epidemia de influenza, no teníamos investigación al respecto; sólo de manera posterior se ha aprobado un fondo para el estudio del virus responsable. Sería deseable que esto se extendiera a varios terrenos de la investigación científica y se retomara el liderazgo en producción y diseño de vacunas antes de nuevas emergencias.
A pesar de este rezago, prevalece el optimismo de que se recuperará el liderazgo mundial en estas disciplinas, ya que México cuenta con excelentes instituciones educativas, algunas de éstas únicas en América Latina, en las que se ofrecen las carreras de ingeniería biológica, ingeniería genética e ingeniería biomédica (UNAM, IPN, UAM, Tecnológico de Monterrey y Universidad Iberoamericana). |
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