En el siglo XXI la sociedad tendrá frente a ella importantes retos, entre los cuales resalta la búsqueda de soluciones prácticas a los siguientes problemas: dependencia energética de la extracción de hidrocarburos; crecimiento de la población mundial que conduce a un desabasto de recursos vitales como agua y alimentos, además de sistemas de salud ineficientes, muy costosos e imposibles de implementarse en los países subdesarrollados (al menos, para una población mayoritaria).¹

La respuesta a estos peligros –lo que significa hablar del futuro bienestar del planeta y sus habitantes– estará fuertemente ligada al desarrollo y la aplicación de los fundamentos de las ciencias biológicas y del medio ambiente, por ello es posible pronosticar que estas disciplinas serán los pilares del futuro desarrollo tecnológico, y el fundamento de esta afirmación enfocará tres aspectos básicos: el desarrollo de las disciplinas que incorporan la ingeniería y las ciencias biológicas (ingenierización* de la biología) y su consecuente impacto en los países del primer mundo; los avances de estas disciplinas en economías emergentes como el caso de México; y recomendaciones para el futuro.