El gobierno electrónico puede ser el motor que impulse la reglamentación de la nueva realidad que representa la sociedad de la información, pues, por sí mismo, requiere regulación legislativa. En este sentido, podemos mencionar el programa "e-México", de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el cual incluye políticas para incrementar la cobertura de la Internet en todo lo país, a través de diversos proyectos como las "Redes estatales inalámbricas de banda ancha".

El término e-gob se empezó a usar a mitad de la década de los noventa, en paralelo a la entonces nueva expresión comercio electrónico. Se utilizaba, principalmente, en referencia a los encargados de la tecnología y a los sistemas de información en los gobiernos. No obstante, desde otro punto de vista, el e-gob existe desde que introdujeron las primeras computadoras en el quehacer gubernamental; a partir de ahí, su evolución está marcada por el desarrollo tecnológico y por las políticas administrativas que se han ido implementado.

Gobierno electrónico, o gobierno digital, es un concepto difícil de defi nir, pues, a pesar de que ha sido copiosamente utilizado en los últimos años, no hay un consenso en su delimitación y hay quien piensa que resulta imposible defi nirlo, porque no entendemos aún sus posibilidades y alcances. Acaso la difi cultad viene de su multi-dimensionalidad, es decir, de su cualidad de abarcar demasiadas cosas: desde aplicaciones prácticas, como portales de Internet, hasta investigación en administración pública, políticas públicas, ciencias de la información, etcétera.

Para darnos una idea del e-gob, podemos empezar a defi nirlo como una herramienta gubernamental que echa mano de las nuevas tecnologías, que es multidimensional y abarca calidad de los servicios gubernamentales, transparencia y participación ciudadana; esto nos lleva necesariamente a un replanteamiento de las relaciones entre el gobierno, la ciudadanía y las empresas, incluso, en términos legales.

En concreto, un modelo de gobierno electrónico efi ciente debe considerar cinco tipos de aplicaciones:

• e-Administración: la mejora o el rediseño de los procesos gubernamentales internos.
• e-Servicios: aquellos dirigidos a ciudadanos y empresas.
• e-Democracia: las oportunidades de desarrollar la participación de los ciudadanos en procesos democráticos y de toma de decisiones públicas y colaboración.
• e-Políticas públicas: el mejoramiento del marco legal y regulatorio para el uso de tecnologías.
• e-Alianzas: la elevación de los vínculos con la sociedad civil y con el sector privado.

Un e-gob funcional toma en cuenta la calidad de información y los datos existentes, así como la infraestructura tecnológica adecuada. Asimismo, es conveniente considerar, además de un marco legal que lo sustente, las difi cultades que es posible encontrar en las jerarquías de gobierno, como las instancias en pugna o las luchas de poder. El contexto político, económico y social, la agenda política y las demandas ciudadanas, también son factores determinantes.

EL FUTURO DEL E-GOB: BENEFICIOS Y POSIBILIDADES
El gobierno electrónico trae consigo una serie de beneficios, tanto para la administración gubernamental como para la propia legislatura y la participación ciudadana.

En términos administrativos, el e-gob tiene una gran capacidad de transformar las actividades, estructuras y relaciones de gobierno; ejemplo de ello son los programas municipales acreedores al "Reconocimiento a lo más destacado en TIC para la gestión municipal 2010", iniciativa impulsada por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y por el INFOTEC, instituciones que reconocieron el trabajo de tres municipios del país al aplicar exitosamente la tecnología para, entre otras cosas, mejorar la atención ciudadana a través de la reducción de los tiempos de respuesta, de la optimización de los procesos internos y de la certeza del estado de solicitudes y trámites.

Igualmente, el gobierno electrónico puede ser el motor que impulse la reglamentación de la nueva realidad que representa la sociedad de la información, pues, por sí mismo, requiere regulación legislativa. En este sentido, podemos mencionar el programa "e-México", de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el cual incluye políticas para incrementar la cobertura de la Internet en todo lo país, a través de diversos proyectos como las "Redes estatales inalámbricas de banda ancha".

Por otra parte, con el e-gob como herramienta de enlace Gobierno-Ciudadano, se puede impulsar mejores programas gubernamentales, ya que éste tiene el potencial de propiciar una mayor comunicación y participación con la ciudadanía, ya sea a través de herramientas como los blogs, los foros y las redes sociales, o de proyectos desarrollados con fi nes específi cos. Una excelente iniciativa que ilustra el potencial de ello es "FixMyStreet" (Arregla mi calle), en el Reino Unido, donde las personas reportan problemas de su entorno urbano (grafi tti, baches, etc.) directamente al gobierno local, a través de la web.

Finalmente, el gobierno electrónico traza un amplio horizonte de posibilidades así como una gama interesante de benefi cios a corto, mediano y largo plazos: mejoramiento de la calidad en la prestación de servicios públicos, efi ciencia, efi cacia, transparencia, participación ciudadana, entre otros. Si bien la tarea no es sencilla, podemos decir que la tecnología aplicada inteligentemente a la administración pública redunda en benefi cio de ella misma y, más importante aún, de la ciudadanía.