Desde su aparición en el siglo XV como gabinetes de curiosidades hasta las exhibiciones actuales que hacen gala de sofisticados recursos tecnológicos, los museos, incluyendo los de ciencia, han mostrado lo que la sociedad
considera valioso. Los cambios que han experimentado a lo largo de varios siglos se reflejan en sus objetivos, contenido, recursos empleados, públicos a los que se dirigen, y la forma como se planean, diseñan y operan.

Hoy los museos de ciencia se ven en la necesidad de reinventarse, para hacer frente a una nueva realidad mundial. El conocimiento científico progresa con una rapidez inusitada y se vuelve cada día más complejo. Al mismo tiempo, su incorporación a la cultura general de la población es urgente. El futuro del planeta requiere de ciudadanos comprometidos con su entorno natural y social, capaces de tomar decisiones informadas y responsables, tanto a nivel colectivo como personal. El reto para los museos de ciencia es inmenso.