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La web semántica lleva a cabo una serie de tareas que hacen más manejable y accesible la información en Internet.
Ante un universo tan diverso, ésta se propone anotar los documentos en la Red, con el fin de que los busquemos de acuerdo con sus contenidos específicos y obtengamos mejores resultados. Las anotaciones forman estructuras complejas que ordenan, de diversas maneras, los campos del conocimiento. Es decir, la Biología tendrá posibilidades de anotación diferentes a las del Derecho o a las de la Literatura. Estas estructuras se llaman ontologías de dominio, y son conceptualizaciones generales que describen un campo. En ese contexto, es evidente que la pregunta fundamental es: ¿cómo generamos estas ontologías de manera que resulten apropiadas para cada campo?
Por principio, debemos tomar en cuenta que no hay un método establecido útil para todo género de ontologías, ya que cada campo pide sus propias conceptualizaciones y organizaciones específicas. Así pues, la primera resrespuesta a nuestra pregunta inicial sería: “depende del campo”. Hay que admitir, sin embargo, que eso nos dice poco. En este texto tomaremos como ejemplo el campo de la acuicultura, para acercarnos un poco más a la construcción de las ontologías de un dominio particular, que nos ayude a entenderlas en lo general.
Para empezar, diremos que la acuicultura (el cultivo de especies acuáticas vegetales y animales) es un campo científico y tecnológico de suma importancia. Su estudio previene impactos perjudiciales al ambiente e impulsa una mejor fuente de alimentación, sobre todo para países en desarrollo, como México. De ahí que una enorme cantidad de aspectos intervengan en la práctica de la acuicultura, y en la manera en que las diversas organizaciones o empresas hacen uso de ella. Dada la importancia del sector, una anotación semántica haría más manejable, no sólo la información como tal, sino el campo mismo, en términos de conocimiento y en su aplicación práctica.
La primera dificultad es la heterogeneidad del dominio, ya que existe un conjunto enorme de documentos que abordan el tema desde perspectivas particulares; no será lo mismo un documento de la comunidad científica que otro propio de una empresa.
En segundo lugar, la información obtenida de estos documentos no sirve únicamente para el intercambio, sino que frecuentemente apunta a aplicaciones directas, como el manejo de los recursos naturales o la capitalización del conocimiento.
Por otra parte, en este dominio, la información disponible en la Red es enorme, por lo que, obtener piezas significativas para una ontología de dominio puede ser una tarea demasiado ardua, si se emprende de manera manual. Al mismo tiempo, una actividad de esta naturaleza absorbería demasiado tiempo y esfuerzo. No obstante, debemos tener en cuenta que, si bien la información sobre ideas generales o conceptos básicos es vasta, en cambio, el número de ideas es limitado.
Con esa idea en mente, podemos establecer dos estrategias útiles. La primera, establecería el requerimiento básico de consultar a una serie de expertos en el tema que nos ayuden a delimitar conceptos pertinentes en el terreno en cuestión; ellos tendrán que ser los jueces, quienes, en última instancia, decidan lo que queda y lo que no. Sin embargo, incluso, si se ha llegado a un acuerdo acerca de la importancia de un concepto, éstos pueden tener diferencias en la forma de expresar su definición o abarcar distintas categorías dentro de una jerarquía; de ahí que resulte importante pensar en estrategias complementarias. La segunda de estas estrategias consistiría en comparar los mismos conceptos obtenidos con los hábitos de búsqueda web relativos al dominio y con las vinculaciones que la misma Red establece, ya que, finalmente, las ontologías deben ser creadas a partir de los resultados que se espera de ellas. En este caso nos referimos a resultados de búsquedas web.
Además de lo ya comentado, no está de más considerar otro tipo de objetivos para nuestra ontología de acuicultura. En este caso, cabe destacar que los posibles usuarios que consulten la ontología responderán a perfiles más o menos estables. Esto significa que sólo las personas interesadas en el tema tienen la posibilidad de usar la herramienta, de ahí que podamos aislar cinco tipos de usuarios: los inversionistas; personas interesadas en iniciar un negocio en torno a actividades de acuicultura; consultores capacitados para asesorar a otras partes interesadas; investigadores, estudiantes y personal técnico del gobierno que necesita estar en contacto con las últimas noticias en la materia; y tomadores de decisiones del gobierno.
El perfil de cada usuario determina en gran medida el tipo de preguntas que hará. Por ejemplo, un actor del primer grupo podría preguntar: “¿qué tipo de especie marina tiene una buena relación costo/beneficio y puede ser cultivada en mi región?”. De este modo, se puede trabajar en un sistema que identifique perfiles de usuario y responda oportunamente de acuerdo con ello. En este caso, la ontología resolverá de acuerdo con la región del usuario, con la calidad del agua de esa región y con las especies con buena relación costo/beneficio. Sobra decir que información de esta naturaleza puede ser invaluable para un usuario del primer tipo.
En resumen, no podemos determinar la construcción de una ontología, si no tenemos muy presente el campo de conocimiento sobre el que trabajaremos. Hemos podido observar que la acuicultura pide elementos particulares para ser adaptada a la web semántica: un tipo de recolección de conceptos y unos usuarios específicos. Si bien este artículo es tan sólo una muestra de las necesidades por cubrir para llevar a cabo una ontología de dominio, nos puede proporcionar una idea de cómo se realiza una tarea de esta envergadura.
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