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Septiembre 2011
Hélix

R. LÓPEZ, A. REVILLA
Y J. TÓRTORA

LA DEFICIENCIA DE SELENIO

En humanos con deficiencia de selenio hay predisposición a sufrir problemas cardiacos, de articulaciones y situaciones de hipotiroidismo.
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La deficiencia de selenio (Se) es un problema serio en México para la mayor parte del país, donde predominan los suelos de origen volcánico. El selenio es un mineral que, en su forma pura es volátil, por lo que, durante las explosiones volcánicas es eliminado, provocando que los suelos conserven mínimas cantidades, pues literalmente, el selenio “se fue a volar”.

Estos suelos volcánicos tienen, además, grandes cantidades de azufre; en consecuencia, las plantas captan azufre antes que selenio, y los animales que las consumen sufren deficiencias en este mineral, así como los humanos, al consumir su carne, lo cual es causa de enfermedades asociadas con esta carencia. Diversos estudios han establecido claras correlaciones entre la cantidad de selenio en el suelo, las plantas y los tejidos de los animales que las consumen.1

No obstante, en Coahuila y Chihuahua, existen zonas con exceso de selenio en el suelo, susceptibles de favorecer la intoxicación, por ingestión de plantas seleníferas, como las del género Astragalus sp., conocida en la región como yerba loca.

En los años cincuentas, el selenio pasó de considerarse un elemento altamente tóxico,* a ser reconocido por su importancia en la fisiología animal, al comprobarse que su deficiencia producía la enfermedad del músculo blanco, una condición degenerativa del tejido muscular, por la cual, los animales afectados se mueven con dificultad y, al morir, sus masas musculares –en especial las de las patas– presentan zonas pálidas, como se mostraría la carne hervida.

La importancia biológica del selenio reside en que forma parte estructural de más de 30 selenoenzimas que regulan el metabolismo oxidativo, evitando así que los radicales oxidantes formados en el metabolismo dañen las propias células.

Los organismos animales cuidan el selenio que poseen y jerarquizan su empleo, destinándolo a los órganos más importantes en cada caso.

DE ELEMENTO TÓXICO A
IMPRESCINDIBLE PARA LA
VIDA

El conocimiento del problema se inicia en los años setentas con el descubrimiento de una enzima: la glutationperoxidasa (GSH-PX), cuya síntesis requiere selenio; esta enzima regula los procesos oxidativos y protege las membranas celulares en bacterias, animales y, por supuesto, en el hombre.2 A finales de los años ochentas, se descubrió que el selenio era, además, muy importante para la correcta función de la tiroides.3,4

Los organismos animales cuidan el selenio que poseen y jerarquizan su empleo, destinándolo a los órganos más importantes en cada caso. Ejemplo: en las ratas con déficit extremo, los niveles de selenio en hígado, músculos o sangre están por debajo de 1% de lo normal; en contraparte, en el cerebro su concentración llega a 60%. 5

La carencia de selenio determina problemas en la capacidad productiva de los animales, en particular en los rumiantes (vacas, borregos, cabras) y afecta su salud, además de presentar una elevada mortalidad en sus crías, por lesiones degenerativas en el corazón.

Deficiencia de selenio

La carencia de selenio determina problemas en la capacidad productiva de los animales, en particular en los rumiantes (vacas, borregos, cabras) y afecta su salud, además de presentar una elevada mortalidad en sus crías, por lesiones degenerativas en el corazón. La menor eficiencia productiva se traduce en menor: ganancia de peso, producción de leche, lana y fertilidad; esto último, a causa de que menos hembras quedan gestantes, disminuyen los partos dobles, así como la calidad seminal de los machos.1,3

El metabolismo de todas las células genera sustancias oxidantes (peróxidos) que deben ser eliminadas, para evitar el daño a sus membranas y su degeneración, la eliminación de estas sustancias depende de selenoenzimas. El daño en las membranas explica la enfermedad del músculo blanco, pues la membrana externa de la célula ya no puede controlar el intercambio con el ambiente externo y ocurren cambios degenerativos en músculo esquelético y cardiaco.1 También se dañan las membranas de los glóbulos rojos, propiciando la anemia; incluso, puede ocurrir que se afecten las membranas de las paredes vasculares y los líquidos se acumulan en las cavidades torácica y abdominal.

Por la importancia de una selenoenzima en la función de la tiroides humana, esta glándula contiene mayor cantidad de selenio que cualquier otro órgano por gramo de tejido, por lo que su deficiencia puede provocar diversas lesiones, tanto en humanos, como en animales.

SELENIO Y TIROIDES

Por la importancia de una selenoenzima en la función de la tiroides humana, esta glándula contiene mayor cantidad de selenio que cualquier otro órgano por gramo de tejido, por lo que su deficiencia puede provocar diversas lesiones, tanto en humanos, como en animales. Esto se debe a que, en la síntesis de la hormona tiroidea participa una enzima dependiente de selenio (peroxidasa), la cual evita el daño al tejido glandular, cuando se fija el yodo a dicha hormona, al dar el balance adecuado a la cantidad de yodo en la tiroides, por lo que, actualmente, se considera tan importante el yodo como el selenio para el correcto funcionamiento de la tiroides.3,4


 

 


La deficiencia de selenio también afecta los sistemas de defensa, tanto en humanos como en animales, y determina que las enfermedades infecciosas sean más graves y las vacunas menos eficientes en individuos con la deficiencia.

SELENIO Y RESPUESTA INMUNE

La deficiencia de selenio también afecta los sistemas de defensa, tanto en humanos como en animales, y determina que las enfermedades infecciosas sean más graves y las vacunas menos eficientes en individuos con la deficiencia; la cual, en animales, ha sido resaltada, ante la presencia de problemas respiratorios, digestivos y del aparato reproductor –incluida la glándula mamaria, en vacas–; y se sabe que también reduce la actividad y la vida media de las células de defensa –leucocitos (neutrófilos, macrófagos y linfocitos)–, condición que limita la captura y procesamiento de bacterias y protozoarios que conduce a la formación de anticuerpos para combatirlos. Por ejemplo: en vacas, se ha señalado la existencia de relaciones positivas entre los niveles de selenio en sangre y mayores concentraciones de anticuerpos, ya que sus neutrófilos –células que captan bacterias– son más hábiles para su captura y destrucción.1

El semen es uno de los tejidos con mayor concentración de selenio; de hecho, los espermatozoides, para su correcta formación y función, contienen GSH-PX, en diferentes partes de su estructura, por lo que su deficiencia determina baja fertilidad en los animales y en el hombre.

TRASTORNOS REPRODUCTIVOS

El semen es uno de los tejidos con mayor concentración de selenio; de hecho, los espermatozoides, para su correcta formación y función, contienen GSH-PX, en diferentes partes de su estructura, por lo que su deficiencia determina baja fertilidad en los animales y en el hombre, además de incremento de anormalidades espermáticas y bajas cuentas de espermatozoides en el semen.3 No obstante, el efecto del selenio sobre la fertilidad y prolificidad de las hembras ha arrojado resultados contradictorios.1





 

 


En animales y el hombre, se observa una reducción de los niveles plasmáticos de selenio materno, en la medida en que progresa la gestación y los fetos aumentan de tamaño y peso.

EL ANIMAL GESTANTE Y LOS
RECIÉN NACIDOS

Un momento crítico en la disponibilidad de selenio es el final de la gestación y la lactación, cuando las hembras lo ceden a fetos y crías. La transferencia transplacentaria ocurre aun en hembras deficientes, que sacrifican su condición para sostener el aporte al feto.

En animales y el hombre, se observa una reducción de los niveles plasmáticos de selenio materno, en la medida en que progresa la gestación y los fetos aumentan de tamaño y peso. Ovejas suplementadas (aquellas a las que se administró selenio adicional) incrementaron la presencia de este mineral en el líquido alantoideo que rodea al feto, indicando mayor peso por placenta; aumentaron, a su vez, los niveles en calostro y leche, y sus corderos presentaron mejores ganancias de peso en las dos primeras semanas de vida, por haber obtenido el selenio del calostro y la leche; consecuentemente, la disponibilidad de selenio en las madres es crítica durante la lactación, por lo cual deben ser suplementadas.1

En Escocia, se registraron casos de baja fertilidad en hombres con pobre calidad seminal, debido a dietas carentes de selenio.

LA DEFICIENCIA EN HUMANOS

Cuando los suelos tienen poco selenio, como ocurre en México –en las zonas volcánicas–, plantas y animales presentan bajos niveles de selenio y los humanos se pueden ver afectados, pues en éstos, las necesidades de selenio son de 60-75μg/día, y su principal fuente de selenio son las carnes rojas, en particular la del cerdo (49.9 μg/100g) que, en iguales condiciones tiene casi el doble de la res (28.1 μg/100g) o pollo (23.9 μg/100g). El hígado proporciona casi el doble de selenio que la carne del mismo animal; el huevo aporta 15.4μg/50g; la leche y sus derivados, aportan poco;6 el atún es una buena fuente de selenio (80.4 μg/100g), pero, por razones aún no aclaradas, es un selenio poco asimilable por los humanos. Los granos y cereales proporcionan cantidades de medias a bajas, y las frutas y verduras, prácticamente nulas; en contraparte, ajo y cebolla tienen altos niveles de selenio, aunque también poco asimilable, pues buena parte se elimina por vía respiratoria y genera el clásico aliento por consumo de estos tubérculos.6

La deficiencia de selenio en humanos predispone a sufrir problemas cardiacos, en articulaciones y en músculo esquelético, así como hipotiroidismo; por otro lado, la asociación entre la deficiencia de selenio y el cáncer de próstata y glándula mamaria ya ha sido documentada.3 En Escocia, se registraron casos de baja fertilidad en hombres con pobre calidad seminal, debido a dietas carentes de selenio. Y, por cierto, la población hospitalaria se encuentra en riesgo, cuando es mantenida por largo tiempo con sueros carentes de selenio.6

La suplementación de selenio debe ser cuidadosa, se requieren cantidades muy pequeñas y existe el riesgo de inducir intoxicación.

LA SUPLEMeNTACIÓN DE
SELENIO

La suplementación de selenio debe ser cuidadosa, se requieren cantidades muy pequeñas y existe el riesgo de inducir intoxicación. El requerimiento tanto en humanos como en animales es de 0.3 g por tonelada de alimento; el exceso puede producir intoxicación aguda con hemorragias, o cuadros crónicos, debido a su acumulación, propiciando descamación de la piel y malformaciones en pelo, uñas y cuernos.1






REFERENCIAS

1. Abd Elghany Hefnawy y J. Tórtora Pérez. “The Importance of Seleniolenium and the Effects of Its Deficiency in Animal Health”. Small Ruminant Research, 89, 2, (2010): 185-192.

2. J. T. Rotruck, A. L. Pope, H. E. Ganther, D. G. Hafeman y W. G. Hoekstra. “Seleniolenium: Biochemical Role as a Component of Glutathione Peroxidase”. Science, 179, (1973): 588-590.

3. G. T. Beckett y J. R. Arthur, J. R. “Selenium and endocrine system”. Journal of Endocrinology, 184, (2005): 455-465.

4. J. Köhrle, F. Jakob, B. Contempré y J. E. Dumont. “Seleniolenium, the Thyroid, and the Endocrine System”. Endocrine Review, 26, (2007): 944-984.

5. D. M. Driscoll y P. R. Copeland. “Mechanism and Regulation of Seleniolenoprotein Synthesis”. Annual Review of Nutrition, 23, (2003): 17-40.

6. D. H. Holben. “The Diverse Role of Seleniolenium within Seleniolenoproteins: A review”. Journal American Diet Association, 99, (1999): 836-843.

Curriculum

 

Jorge L. Tórtora es Doctor en Veterinaria y en Microbiología, además de investigador nacional II. Actualmente, se desempeña como profesor Titular C, en el área de Patología para MVZ, en la FES-Cuautitlán-UNAM.

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