El ser humano y sus pulsiones

Ahora bien, ¿a qué se refiere Freud con inconsciente? Para responder a ello diríamos: se refiere a las pulsiones.

Una pulsión es un estímulo proveniente de una necesidad, misma que se elimina con la satisfacción. Este estímulo no se origina del exterior, sino del interior del organismo; se trata de una fuerza constante y no podemos huir de ella, como lo haríamos si viniera de fuera.⁷

La fuente de la que se genera la pulsión es una excitación que busca satisfacción, la cual se relaciona con un estado placentero. De aquí que el principio de placer se postule como el rector del destino de las pulsiones. Freud identifica, en 1915, dos clases de pulsiones: las de autoconservación y las sexuales; las primeras al servicio de la preservación del individuo y las segundas al de la conservación de la especie. En 1938, las agrupa en una, y agrega la pulsión de destrucción, señalando que aquéllas unen y esta última separa.

La vida pulsional ha de pasar por censuras, límites y prohibiciones para que los individuos podamos resguardarnos de nuestras tendencias destructivas, no sólo de aquellas que tenemos hacia los demás, sino hacia nosotros mismos.

Las ideas de Freud ayudan a entender la etiología de los padecimientos del cuerpo, no exclusivamente desde la esfera de lo orgánico, sino desde el ámbito anímico. Nos permiten comprender que la conciencia no es la única fuente de motivaciones para los actos humanos, sino que detrás y delante de ella está la vida del inconsciente. También nos brinda elementos para comprender la historia social, en la cual encontramos tanto la tendencia hacia la integración, creación y construcción, como la que nos ha llevado a la destrucción, la separación, la desunión.

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El trabajo clínico de Freud en Viena
Histeria, neurosis, sexualidad y placer
El inconsciente: aportación freudiana
La herencia de Freud a la humanidad
Referencias