Gran parte de los trámites que antes se
realizaban personalmente en alguna instalación
privada o de gobierno, actualmente se efectúan
por internet. Pareciera que en un futuro no muy
lejano, la mayoría de nuestras interacciones
laborales, económicas y sociales, entre otras
actividades, se realizarán a través
de la tecnología electrónica.
Aunque esta alternativa tiene mucha funcionalidad,
aceptación y otras características
favorables, surge una pregunta: ¿existe una
conciencia ética sobre el uso adecuado de
la nueva herramienta? Lo que está en juego
es la seguridad y la confianza de los usuarios.
¿Qué es
la ética?
Desde sus inicios, la ética fue acuñada
por Aristóteles
como la disciplina filosófica
que estudia el bien, el mal y sus relaciones con
el comportamiento humano en una comunidad. El dilema
ha sido: ¿qué es lo que está
bien o mal? Podemos pensar que lo incorrecto para
todos, no es correcto para nadie, lo cual constituye
un concepto sobre la moral del llamado imperativo
categórico propuesto por el filósofo
alemán Kant, y bajo esta premisa nos comportamos
en el mundo y en nuestra comunidad.