Autores
Desde el aire, la Ciudad de México es como un mar gris, un mar de concreto, y en él, cuando las condiciones del tiempo lo permiten, se llega a divisar algunas islas e islotes de un tono verdoso que contrastan con el gris y ocre de este enorme mar.
Una de estas islas —la más grande de ellas en tamaño e importancia— es la Sierra de Guadalupe, llamada así por las famosas apariciones de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, en el año 1531.
Por desgracia, la Sierra sólo se conoce por esto y no por la gran importancia ecológica y los servicios ambientales que nos brinda, al ser el último pulmón de la zona norte, en la gran metrópoli que es la Ciudad de México.
Agradecimientos a la gente de Veredeando “Sierra de Guadalupe”.
México entre la tierra y el mar