El oxígeno es el tercer elemento más abundante en el Universo, después del hidrógeno y el helio; estudiarlo es muy importante, porque permite a los astrónomos conocer cuáles son las concentraciones de otros elementos que también se encuentran en el Cosmos.
“En general, las estrellas se suelen dividir en dos tipos: las de baja masa, como nuestro Sol, y las de alta masa, que son ocho veces más masivas que el Sol. Las reacciones que ocurren en el núcleo de las estrellas generan la mayoría de los elementos químicos del Universo, la masa de la estrella determina cuáles se van a formar y su proporción. En el caso del oxígeno, en particular, se pensaba que las estrellas masivas eran las únicas que lo producían”, explica la doctora Gloria Delgado Inglada, del Instituto de Astronomía.
La doctora Delgado Inglada realizó estudios a partir de los cuales se ha podido determinar que las estrellas de baja masa también producen oxígeno, aunque en una cantidad mucho menor. “Tomamos como base observaciones de nebulosas galácticas de alta calidad realizadas en telescopios de Chile y España. Al analizar la abundancia de distintos elementos (como oxígeno, cloro y argón), encontramos evidencias de que algunas estrellas de baja masa habían producido oxígeno en su interior. Estas estrellas se habrían formado en regiones de menor metalicidad —cantidad de elementos diferentes al hidrógeno y al helio—, lo cual favorece que el poco oxígeno producido en su interior se transporte eficientemente hacia fuera; al final de su vida, las estrellas expulsan, mediante vientos, todo el material situado en sus capas externas, entonces se forman esas nubes de colores que salen en las revistas: las nebulosas planetarias”, menciona.
Este resultado es muy interesante y, aunque no va cambiar realmente grandes cosas en nuestro entendimiento del Universo, sí va ayudar a que los modelos cada vez sean un poco más precisos; “con datos muy buenos y un análisis cuidadoso, podemos hacer que la teoría se vaya mejorando”, concluye.
Autores
Investigación sobre la fisiología de la depresión y el trastorno bipolar.
“Queremos encontrar cuáles son los mecanismos detonadores de la vulnerabilidad a sufrir estos padecimientos, lo cual nos puede orientar a diagnosticar y tener mayor precisión en los tratamientos”, explica el doctor José Humberto Nicoloni Sánchez, líder de esta investigación.
El doctor Nicoloni se centró en el estudio de BNDF, un gen que interviene en el mantenimiento del sistema nervioso para la neurorregeneración y la plasticidad cerebral. “En particular, analizamos el vínculo que existe entre este gen y la conducta suicida; al comparar muestras de pacientes depresivos con personas sanas, encontramos un exceso de variantes de este gen, así como los receptores 5TH1A y 5TH2A, que son los sitios de acción de la serotonina. La mayoría de los antidepresivos ejercen parte de su actividad farmacológica en éstos últimos, por lo tanto pueden influir en la respuesta del tratamiento”, menciona.
En el caso del trastorno bipolar, “realizamos la secuencia genómica de 37 personas con este padecimiento, y encontramos algunas anomalías en varios genes; por ejemplo, en aquellos vinculados a los ritmos biológicos como el gen TRIO, que participa en el mantenimiento de los ciclos luz-oscuridad”.
Estos hallazgos son interesantes, porque “abren nuevas rutas de exploración y, así, podremos realizar diagnósticos más certeros y desarrollar fármacos más eficaces”, concluye
Para garantizar la máxima calidad de los equipos y su aprovechamiento, el Laboratorio de Automatización Industrial de la División de Ingeniería Mecánica e Industrial y las salas A y B del Laboratorio de Computación de la División de Ingeniería Eléctrica obtuvieron certificados con la norma ISO 9001:2008, cuyos estándares no sólo califican la existencia de material y equipo suficiente y en buenas condiciones, sino también la competencia de los profesores; todo con el fin de asegurar que los alumnos obtengan las habilidades para el manejo de los equipos.
Ciencia en México
Pilar Martínez