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lesley jocelyn rodríguez pompa
OBESIDAD Y ACTIVIDAD CEREBRAL
Cerebro y alimentación
El doctor Luis Téllez hace hincapié en que “el ciclo hambre saciedad se basa en una multitud de factores que van desde la percepción del balance energético, el sabor y el valor hedónico (gustación del sabor) de los alimentos, hasta factores sociales”. Toda esta información es procesada e integrada por varias regiones cerebrales intrínsecamente interconectadas, que trabajan de forma co-ordenada formando una red neuronal que modula la conducta de alimentación.

Actualmente, se conocen más de una decena de hormonas y péptidos, y varios neurotransmisores relacionados con el control del apetito han sido identificados. Algunas de las hormonas y de los péptidos liberados por el sistema gastrointestinal son: el péptido YY (PYY) –producido en el estómago–, la colecistoquinina (CCK) –producida en el intestino delgado–; el polipéptido pancreático, la amilina, el glucagón y la insulina –producidos por el páncreas-.

Por ejemplo, “en el ayuno y en la restricción energética (una dieta) se incrementan los niveles de ghrelina, un péptido sintetizado principalmente en el estómago, que induce hambre. En estas mismas condiciones, los bajos niveles de glucosa en sangre también se traducen en una sensación de hambre. Por otra parte, una vez que se ingiere alimento, el sistema gastrointestinal libera una serie de hormonas y péptidos [a partir de lo cual], se origina una distensión del estómago y los intestinos, los cuales envían una señal al cerebro, que éste traduce en saciedad”.

Es posible que el cerebro nos haga comer de más, incluso generar en la persona una atracción por alimentos que propicien el sobrepeso y la obesidad, afirmó el doctor Téllez. Al mirar fotografías de alimentos apetitosos se activa la corteza orbitofrontal del cerebro; estructura que presenta una mayor actividad en sujetos a quienes cuesta trabajo seguir una dieta.

El equipo de investigación del doctor Luis Téllez, dirigido por el doctor Ranier Gutiérrez, está interesado en las bases biológicas de la conducta de ingesta y las señales cerebrales (electrofisiológicas y neuroquímicas) que regulan las sensaciones de hambre y saciedad. Para ello utilizan, simultáneamente, en el Laboratorio de Neurobiología del Apetito, dos técnicas: registros multi-electrodos y microdiálisis; la primera permite monitorear la actividad eléctrica de neuronas individuales, mientras que la segunda facilita el monitoreo de la liberación de neurotransmisores.

Este equipo ha realizado experimentos con ratas en libre movimiento, en sesiones en las que los roedores pueden decidir libre y voluntariamente cuándo y cuánto comer; incluso, realizar más de un periodo de alimentación, lo cual ha permitido al doctor Téllez estudiar la conducta natural de ingesta a través del seguimiento del comportamiento que los animales despliegan a lo largo de la sesión, así como la actividad eléctrica y la liberación de neurotransmisores en ciertos núcleos cerebrales.

En dichas investigaciones se podría encontrar la respuesta a cómo es codificada la sensación de saciedad, ya sea inducida por alimento o por hormonas y péptidos gástricos en el cerebro, además de identificar los posibles cambios que induce la obesidad en su funcionamiento del mismo.

Las personas con sobrepeso y obesidad tratan de ganar una batalla difícil en la que parece no bastar una dieta saludable y su fuerza de voluntad para adelgazar y llevar una vida sana. Abatir el problema de la obesidad requiere, fundamentalmente, entender las bases neuronales y las variaciones genéticas que predisponen a una persona obesa a una desregulación en la conducta de ingesta.
Obesidad/Ite
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