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JUAN CARLOS VÁZQUEZ GARCÍA
Dormir, ¿para qué?
El dormir es una necesidad tan básica como beber agua y alimentarse y, aunque ésta nos parezca bastante obvia en la conducta humana y de muchos animales, la función primordial del sueño aún es controversial. Una hipótesis es que el sueño representa un periodo de restauración fisiológica que permite desarrollar las funciones propias de un estado de vigilia como la visión y el aprendizaje. Otra teoría es que el sueño estuvo evolutivamente determinado para forzar periodos de reposo en especies con bajas reservas energéticas.

El sueño como proceso fisiológico ha sido estudiado en más de cien especies animales, principalmente mamíferos, como humanos, perros, gatos y roedores. Sin embargo, estos animales representan sólo 3% de todas las especies conocidas. Los animales vertebrados altamente evolucionados, como los mamíferos homeotérmicos y las aves, exhiben ciclos de sueño finamente regulados en duración e intensidad (homeostasis del sueño).

Fisiológicamente, el sueño se define por la presencia de cambios en la actividad eléctrica cerebral, en el tono muscular y en los movimientos oculares; no obstante, si usáramos una definición más flexible de orden cronobiológico, aun animales poco evolucionados como los artrópodos, los escorpiones y las cucarachas, muestran actividad sugestiva de sueño, pues exhiben ritmos circadianos de reposo y actividad, definidos por cambios conductuales y periodos de compensación cuando se les priva experimentalmente de reposo.

La organización del sueño en ciclos con diferente actividad eléctrica cerebral son un indicador de intensidad del sueño. El dormir tiene dos fases bien diferenciadas: el sueño sin movimientos oculares rápidos (sueño NMOR) y el sueño con movimientos oculares rápidos (sueño MOR). El sueño NMOR se divide en las etapas 1 y 2, y el sueño de ondas lentas (SOL), llamado así por sus características ondas electroencefalográficas de alto voltaje y baja frecuencia (0.5 a 4 Hz). La arquitectura del sueño se organiza en ciclos de sucesión progresiva de las etapas de sueño NMOR y en sueño MOR en periodos de aproximadamente 90 minutos. Los niños y los adultos jóvenes exhiben mayor frecuencia de sueño de ondas lentas al inicio de la noche y conforme avanzan las horas
los periodos de sueño MOR son más frecuentes y de mayor duración (figura 2).

El ser humano evolucionó y se adaptó a su medio como una especie diurna en un proceso que tomó millones de años. Sin embargo, la invención de la luz artificial, por Tomás Alba Edison en 1879, ha modificado significativamente estos hábitos. El ambiente urbano y la vida moderna con cambios en el estilo de vida ocupan cada vez más espacios de la noche para actividades principalmente laborales y recreativas. Se estima que en promedio las personas han disminuido dos horas en el tiempo que invierten en dormir en los últimos 50 años.
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