¿En qué medida es posible, con energías renovables, atender las necesidades de una sociedad? Mucho depende de los hábitos de consumo de esa sociedad y de su voluntad para establecer instrumentos que fomenten el uso de estos recursos. La disponibilidad de los energéticos renovables no es una limitante: el contenido energético de los 84 millones de barriles de petróleo consumidos diariamente en el mundo durante 2006, representa apenas una diminuta fracción (menos de 0.005%) de la energía solar que recibe el planeta diariamente (y de la cual se derivan todas las formas de energía renovable, excepto la geotermia y las mareas²). El petróleo mismo, según algunas teorías, proviene de biomasa atrapada en el interior de la Tierra, en condiciones que favorecieron su transformación.

¿Está lista la sociedad mexicana para disminuir su dependencia del petróleo? Hoy en día este no parece ser el caso. Nuestra dependencia mental del petróleo es dominante y puede llevarnos a la peligrosa conclusión de que habrá petróleo para siempre, aunque sea a mayores profundidades y a mayores costos. Una transición energética requiere décadas, por lo que es imperioso iniciar ya el análisis de, entre otras cosas, los requerimientos institucionales, de política energética, industrial y tecnológica, y, de manera importante, de las preferencias de la sociedad, para dar viabilidad a las nuevas formas de energía.

Razones para optar por el uso masivo de las energías renovables hay varias. Una es su potencial para mitigar los efectos del cambio climático atribuido principalmente a la quema de combustibles fósiles; otra es su contribución a la diversificación energética, menos riesgosa en términos geopolíticos, y más económica en su conjunto. Las energías renovables pueden brindar mayor seguridad energética, pues son recursos inagotables que ayudarán a estabilizar los precios de otros energéticos; tienen múltiples beneficios para la economía, como reactivación de industrias, creación de empleos y fomento de inversiones. Además, la diversidad tecnológica y de escalas para su aprovechamiento ofrecen opciones para flexibilizar el abasto energético en una economía en desarrollo, lo que puede resultar más rentable y conveniente que el suministro mediante un sistema centralizado.