ExperimentaciÓn con frijol

Después de los resultados obtenidos con la planta Arabidopsis, el doctor Iturriaga dio el siguiente paso: probar los efectos del gen de trehalosa en un cultivo, para ello seleccionó el frijol, uno de los granos esenciales en la dieta del mexicano.

“En este caso lo que hicimos fue modificar una bacteria llamada rhizobium, no el genoma de la planta. Esta bacteria tiene la tarea de formar nódulos en las raíces de la planta de frijol para que ésta sea capaz de fijar el nitrógeno atmosférico y así crear sus propios fertilizantes”.

“De hecho esta bacteria ya contiene el gen, lo único que hicimos fue sobre-expresarlo, subirle la intensidad, y con ello logramos dos cosas: que la planta produjera más biomasa, es decir, aumentar 50 por ciento la producción de frijol, y que la planta pudiera resistir la ausencia de agua por tres semanas”, explica el académico.

En el caso de la planta de frijol se realizó el mismo experimento que con la Arabidopsis, se deshidrataron varios ejemplares: unos con el gen sobreexpresado y otros sin modificar; todas las plantas fueron privadas de agua por tres semanas y, posteriormente, hidratadas de nuevo.

“Y el resultado fue que la planta con el rhizobium en estado normal se secó, murió; y aquella con el gen de trehalosa sobreexpresado se recuperó en 24 horas, lo cual nos dio gran gusto, como un eureka”, comenta el investigador.

Estos resultados, aclara, no significan que en el futuro será posible sembrar en los desiertos, “pues las plantas siempre necesitarán agua para crecer, hablamos de que los cultivos tengan la capacidad de resistir una sequía temporal”.