Un
sismo ocurre cuando se fracturan y rompen las rocas
que forman la capa externa del planeta, resultado
de la acumulación de energía interna.
Esta envoltura está formada por segmentos
sólidos (placas tectónicas) que se desplazan
sobre la superficie terrestre.
Cuando una placa se mueve por debajo de otra se genera
una zona de subducción,
en la cual se concentra la mayor cantidad de actividad
sísmica y volcánica del planeta ( figura
1).
El impacto de un sismo depende de
diversas variables: intensidad; condiciones geológicas
del lugar –las cuales controlan los patrones
de amplificación o movimiento a través
del suelo– y grado de vulnerabilidad de las
poblaciones locales. El sismo ocurrido en Asia, el
26 de diciembre de 2004, tuvo 9.3° de magnitud
en la escala de Richter, aunque justo después
de suceder se le calculó un nivel de 9.0°,
y fue el resultado de la subducción, es decir,
el deslizamiento del borde de la placa de India bajo
el borde de la de Burma. De hecho, se cree que fue
a consecuencia de este movimiento que el piso submarino
de una porción de la placa de Burma se elevó
diez metros sobre la de India. La primera placa se
movió hacia el noreste en relación con
la segunda, a una velocidad de seis centímetros
por año; así, el sismo fue generado
por una ruptura de la placa, de más de 100
m de ancho y 1,200 km de largo. La gran emisión
de energía de este temblor se debió
a su acumulación por casi dos siglos: desde
1833 no había ocurrido un movimiento de tal
magnitud en la región.
Las
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Mapas
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Bibliografía
y sitios recomendados
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