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Monitorean productos del mar para identificar  toxinas nocivas para la salud humana

En los ríos y mares existen microorganismos, como las microalgas, que producen diferentes toxinas causantes de efectos nocivos a los humanos, al consumir moluscos contaminados con dichas toxinas.
     Investigadores del Laboratorio de Biotoxinas Marinas, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología-UNAM, realizan un monitoreo de ejemplares de moluscos bivalvos (mejillones, almejas y ostiones) para detectar si están contaminados con toxinas nocivas que pueden afectar la salud de los humanos.
     “Estamos estudiando a unos dinoflagelados (Gymnodinium catenatum), —seres microscópicos unicelulares que forman parte del fitoplancton— localizados comúnmente en el Pacífico mexicano, los cuales se caracterizan por producir toxinas paralizantes que son acumuladas en los tejidos de los moluscos bivalvos y, cuando son consumidos por humanos, éstos pueden sufrir los síntomas de envenenamiento que inician con el adormecimiento de labios y dedos y, en concentraciones altas, pueden provocar la muerte por paro cardiorrespiratorio”, explica la doctora Rosalba Alonso Rodríguez, líder de esta investigación.
     Según la doctora Alonso Rodríguez, este dinoflagelado se presenta en los meses fríos del año y es cuando se espera su presencia, “nosotros realizamos un monitoreo para identificar si estas toxinas fueron acumuladas por los moluscos, en tal caso, analizamos el ostión de roca y de la especie C. sordida, de manera que, si encontramos que la presencia de las toxinas rebasa los límites permisibles, damos aviso a las autoridades pertinentes, quienes se encargan de implementar un sistema de contingencia para alertar a la población sobre el consumo de moluscos”.
     También hemos hecho bioensayos en los cuales exponemos peces, moluscos y crustáceos a este dinoflagelado, para analizar la acumulación de las toxinas que produce, así como el periodo de desintoxicación; pronto tendremos primeros resultados de este estudio.
     “Es importante mantener vigilados los productos marinos en los lugares de captura y cultivo de moluscos para asegurar al consumidor que los productos provenientes del mar estén libres de las toxinas que pueden dañar su salud”, concluye

Un grupo de investigadores provenientes de doce países trabaja en el desarrollo del telescopio JEM-EUSO, que multiplica casi cien veces la capacidad de instrumentos en la Tierra y tendrá la capacidad de captar partículas de alta energía en un área. En el año 2017 será instalado en el módulo japonés de la Estación Espacial Internacional. En este proyecto también participan investigadores mexicanos del Instituto de Ciencias Nucleares-UNAM, encabezados por el doctor Gerardo Medina Tanco.

Para probar la efectividad de JEM-EUSO, diseñaron el globo estratosférico prototipo más pequeño EUSO-Ballon, que cuenta con un sistema óptico de tres lentes y equipo electrónico con tecnología espacial, herramientas útiles para realizar capturas de imágenes en alta resolución de las emisiones ultravioleta terrestres.

Además, EUSO-Ballon tiene protecciones espaciales para asegurar su retorno a la Tierra: “cuenta con un sistema deformable conocido como crash pad, que se encuentra colocado en su base, y su trabajo es absorber el impacto al momento en que se produce.También contiene flotadores en la parte superior, por si se llegara a realizar un acuatizaje; incluso todo el sistema electrónico está aislado y protegido para soportar las temperaturas extremas”, menciona el doctor Medina Tanco.

El trabajo del equipo mexicano consistió en diseñar y construir el sistema de monitoreo conocido como Housekeeping, así como el sistema de suministro de energía de baja potencia.
     “Ya se realizó un primer vuelo suborbital en Timmins, Canadá, a cargo de la Agencia Espacial Francesa (CNES), estamos ahora en el proceso de validación de los componentes electrónicos; así, JEM-EUSO observará los rayos cósmicos desde el espacio, por lo que los datos obtenidos por EUSO-Ballon ayudarán a calibrar adecuadamente el telescopio”, concluye.

Luego de diversos análisis para verificar que todos los insumos y materias primas involucrados en el proceso de producción estuvieran dentro de las listas de componentes permitidos, el Instituto para la Revisión de Materiales Orgánicos entregó un certificado con el cual se avala la producción y procesamiento de bienes orgánicos. El fungicida tiene el nombre comercial Fungifree AB y fue desarrollado por los doctores Enrique Galindo Fentanes y Leobardo Serrano Carreón, del Instituto de Biotecnología-UNAM

El libro Números y estrellas mayas, de Noboru Takeuchi y Marisol Romo, que ofrece a los niños información interesante sobre cómo esta cultura estudiaba matemáticas y astronomía, obtuvo el Premio Caniem al Arte Editorial otorgado por la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana

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