Las leyes de Mendel (relacionadas con la transmisión de los caracteres hereditarios), además de provenir de un extenso y exquisito trabajo experimental, pudieron paralelamente estar inspiradas en la aplicación teorética del binomio de Newton.
El hallazgo y redescubrimiento de los principios que rigen la transmisión de los caracteres hereditarios, realizado brillantemente por Gregor Johann Mendel entre 1857 y 1865, aunque no proyectados y reconocidos hasta el comienzo del siglo XX, constituye un momento estelar en el desarrollo de la biología moderna. Desde que las denominadas “leyes de Mendel”
(cuadro 1) fueron reconocidas por la gran mayoría de la comunidad científica internacional, no han faltado críticos que ponen en duda la pulcritud de la información, en particular la relacionada con los datos de campo sobre los especímenes observados (chícharos domésticos), que el abad agustino –dedicado a la enseñanza superior– en Brünn, Austria (actual Brno, Checoslovaquia), reporta en su célebre artículo de 1865: “Experimentos en híbridos de plantas”, publicado en un boletín naturalista local.
Ronald A. Fisher, inventor del análisis de variancia
1 y el promotor más importante del diseño experimental moderno
2 –esencialmente más apoyado en cálculo de probabilidades y en pruebas estadísticas–, inició la búsqueda de posibles errores tanto en las observaciones como en los registros reportados por Mendel y, en 1936, publicó un artículo en el que critica con gran agudeza los datos reportados por el padre de la genética. Sus objeciones se centran en las variancias mínimas aparecidas en la descendencia de las plantas híbridas, y se apoya en estudios realizados al inicio del siglo XX para afirmar que éstas deberían mostrar una variación de al menos 5 por ciento.
Fisher duda de la gran perfección matemática de los resultados originales en los cuales, para casos de una descendencia con la proporción 1:2:1,
3 realmente debería ser del tipo, 0.95:1.975:1
(cuadro 2) La explicación es que el linaje representado por la unidad (1) sólo puede corresponder a las plantas con un carácter recesivo
puras (que se ubican en el extremo derecho de la serie; lo que sirve de patrón para el cálculo de las otras dos proporciones. Dicho de otra manera, pretender observar en un diseño experimental verdadero la descendencia de híbridos –aun en condiciones de laboratorio y disponiendo de organismos controlables– con la proporción exacta de 1:2:1, es una imposibilidad matemática (el equivalente genético de la cuadratura del círculo).