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MAYO DE 2007
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RaÚl Aguilar Roblero

del psicoanÁlisis a la fisiología de la conducta

Si tuviera que elegir una sola obra científica capaz de definir la concepción contemporánea de las causas de la conducta humana, ésta sería, sin dudarlo, La interpretación de los sueños, de Sigmund Freud.

A partir de esta obra se desarrolló un modelo dinámico del aparato mental que tuvo importantes consecuencias no sólo en la psiquiatría, sino también en diversos aspectos de la cultura occidental. Ahí se propuso por vez primera la existencia de procesos inconscientes en el individuo, capaces de determinar su conducta.

La visión del psicoanálisis

En la actualidad, es ampliamente aceptado que el control de la conducta humana -por lo menos en relación con las expresiones de carácter innato- es similar al del resto de los animales. La fisiología de la conducta, de modo totalmente independiente al psicoanálisis, nos ha develado la existencia de procesos inconscientes para el sujeto, los cuales determinan su conducta espontánea y modulan su respuesta conductual ante estímulos ambientales. Dichos procesos inconscientes no son otra cosa que procesos nerviosos vegetativos (o autonómicos)1 y procesos endocrinos,2 mismos que parecen corresponder a los procesos primitivos que estructuran el ello freudiano.3

Por ejemplo: en la teoría psicoanalítica, la libido corresponde (aunque no en forma exclusiva) al impulso sexual y provee la fuerza que dirige la conducta, mientras que la fisiología conductual ha demostrado que los procesos endocrinos asociados a la reproducción determinan el impulso sexual que participa, además, de la cópula en el despliegue de diversos patrones conductuales relacionados con la reproducción.




 
 
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