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MAYO DE 2007
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ENRIQUE ARCE MEDINA

EL LEGADO DE SÓCRATES

Autosuperación o el dominio de sí mismo

Antes de Sócrates, los sabios griegos se afanaban en conocer los misterios del universo y de la vida, desde lo más pequeño hasta las estrellas; tenían la mirada intelectual hacia su entorno. Sócrates gira el enfoque para inspeccionarse a sí mismo, convirtiéndose en el explorador de hombres. Para él, una vida carente de un constante auto-examen no resulta digna. Tomaba muy al pie de la letra el mandato délfico, de “conócete a ti mismo”, pilar de las ordenanzas apolíneas (serenidad y equilibrio). De interés particular es la repetida cita de Sócrates a una voz interna que él denominaba demonio, la cual le hablaba para orientarlo, es esta la primera mención de la intuición en la historia, que algunos llaman la voz de la conciencia. Así mismo, recomendaba el dominio interior del hombre sobre sí mismo y propugnaba por el imperio de la razón sobre los instintos como pauta de conducta humana mediante la educación de la fuerza interior. Fuerza arraigada en el dominio de sí mismo, que confiere firmeza, moderación, disciplina, paciencia y valor. Este es otro de los legados de Sócrates, el principio de auto superación por el dominio de sí mismo.

La muerte de Sócrates

A fines de los años 400 a. C., Melito y Anito acusaron a Sócrates de no rendir culto a los dioses atenienses y, en cambio, introducir nuevas prácticas religiosas, además de corromper a los jóvenes. Por estos dos cargos pidieron para él la pena de muerte. El juicio consecuente, fue quizás uno de los primeros en la historia por incitación a la subversión, otro caso similar y muy posterior fue el de Cristo, que también terminó en condena.

Durante el proceso, el acusado empleó su método propio (socrático) y terminó enfadando a los jueces, quienes lo condenaron a ingerir el veneno extraído de la cicuta. Para salvar su vida, Sócrates podía proponer una sanción alterna a la pena de muerte; por lo que todos esperaban su solicitud de destierro, pero prefería morir antes que verse lejos de su querida Atenas. También tenía la posibilidad de solventar su pena mediante el pago de una multa, pero esto hubiese significado aceptar los cargos imputados. Ante tales negativas, sus amigos le ofrecieron sobornar a los guardias para que escapara de la prisión, pero también rechazó esta alternativa.

Se antoja creer que Sócrates quiso darnos una lección con su ejemplar vida e, incluso, con su muerte, que acaeció en 399 a. C., cuando tenía 70 años, la cual recibió con serenidad alegre, mostrando lo que representa vivir y morir siendo fiel a sus principios, con integridad inquebrantable.

 
 
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