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JULIO DE 2006
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CIENCIA Y DESARROLLO,  JULIO DE 2006
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MIGUEL ÁNGEL GARCÍA GARCÍA

El valor de la investigación

La arqueología y la antropología, como disciplinas científicas, son fuente de interpretación de nuestro pasado. Sin embargo, se hace necesario complementar sus hallazgos con el estudio de flora y fauna existentes en cada periodo; la paleoetnobotánica, la arqueología subacuática y la arqueozoología son especialidades que han cobrado interés por los datos que, sobre la relación del hombre con su medio ambiente, han aportado. Plantas, peces y animales terrestres se han utilizado para diferentes propósitos que van desde el uso medicinal o alimentario hasta su influencia plasmada en ornamentos y utensilios.

El futuro desarrollo de estas disciplinas resulta muy alentador por el conocimiento nuevo que arrojarán para una compresión integral de los pueblos del pasado. En este número te invitamos a descubrir en qué consisten estas disciplinas y qué podríamos esperar de ellas.

Tener acceso a este tipo de información nos conduce a reflexionar acerca de la importancia de los artículos de divulgación y a considerarlos como valioso acervo documental, producto del trabajo de los científicos y cuyo registro escrito se inicia con los cuadernos de protocolo o bitácoras utilizadas por el investigador, quien al término de su estudio prepara el reporte final y compara sus resultados con la literatura científica existente, lo que le permitirá comprobar o no su hipótesis.

Estos resultados alcanzan carácter público una vez que el reporte especializado se transforma en: notas, artículos, cápsulas radiofónicas o programas televisivos, diseñados por especialistas en comunicación, con el propósito de difundir el hallazgo.

Actualmente, los textos relativos al trabajo científico son fuente de información para innumerables servicios informativos retomados por los medios tradicionales, además de los portales y revistas electrónicas disponibles en la web que confluyen en la difusión del conocimiento científico, siempre en evolución.

En la edición julio 2006 de Ciencia y Desarrollo, la sentencia “Los científicos deben escribir” se torna en un compromiso que contribuirá a que la sociedad se apropie de los secretos revelados por los especialistas en disciplinas tan apasionantes como la antropología, y para muestra, nuestra sección central.

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