Un viaje por momentos de la historia, por las distintas habitaciones que tiene la medicina y la reflexión hacia la posibilidad de crear un nuevo concepto del mundo médico en el que puedan ser utilizadas, mediante una buena combinación: la medicina convencional, la medicina complementaria y la prevención. Esto es lo que nos regala Annette Kerckhoff en su libro.
     Se sugiere una lectura pausada y atenta, hay mucha información que podría, incluso, requerir de varias relecturas si es que pretendiéramos utilizar este texto como un manual de consulta sobre los diferentes aspectos de la medicina, según sus enfoques.
     La estructura del libro permite esta consulta sugerida y no se necesitaría ser médico o especialista en ciencias de la salud para comprenderlo, puesto que la narrativa es sencilla, precisa y clara.
     En el viaje por cada una de estas habitaciones, como les llama la autora, encontramos elementos que facilitan llegar a las grandes conclusiones finales; por ejemplo, cada capítulo aborda la historia de los fundadores de cada sistema médico, ¿por qué enfermamos?, ¿cómo curar la enfermedad?, y la manera en la que trataban o se han tratado tres padecimientos: el resfriado común, el dolor de espalda y el cáncer, que en algunos de los casos se especifica la falta de literatura o registros sobre el tema; además, incluye una explicación o aproximación a los casos de estudio.
     En la primera parte del libro, mediante un camino hacia la comprensión multidimensional de la enfermedad y la salud, se estudia la medicina convencional; qué es, las variaciones que el concepto ha sufrido, la formalidad e informalidad en los estudios, la necesaria retrospectiva que va desde Hipócrates hasta los avances del siglo XXI, pasando por la fisiología moderna del siglo XVII, la Ilustración y la visión del mundo médico del siglo XIX, de Pasteur. Se analiza también la figura del médico, la relación entre la medicina y la filosofía, el inicio de la ética. 
     El libro puede verse como un paseo por la pre-historia, la historia y las concepciones, fundamentalmente europeas, que se ha tenido sobre el mundo, desde la perspectiva del cuerpo sano y el enfermo.
     A la mitad del recorrido, llega la homeopatía y sus mitos, su fundamento médico y sus formas de ver al enfermo. Así como la macrobiótica, el movimiento naturista del siglo XIX, la terapia del orden, la Antroposofía y la medicina de otras culturas, como la Medicina Tradicional China y la tibetana.
     Al llegar al final del viaje, la autora nos ofrece una cálida reflexión y reitera su compromiso de diálogo con nosotros, los lectores. Nos hace imaginar una reunión de todos los personajes del libro y lo que diría cada uno frente a un paciente con dolor abdominal, esto para acercarnos a su conclusión y planteamiento sobre la necesidad de un nuevo modelo de medicina, sus posibles repercusiones, fundamentos y, finalmente, lanza un llamado para generar un cambio en la misión educativa pública para y por la salud.  

Con su estilo relajado y el preciso establecimiento de ejemplos, nuestro amigo-autor nos lleva por tres Episodios de la Ciencia Pop: “Modas, juegos y juguetes”, “Música, cine y televisión” y cierra de manera muy amena con sus “Fiestas y celebraciones”.

Si en todo nuestro entorno está la ciencia, los juegos de mesa no son la excepción. “Los mejores cinco tips para ser un campeón en…”, pudo haber sido un nombre taquillero para esta serie de pequeños capítulos. En el Jenga todo es física. En Monopoly juegan la Economía y la Sociología; mientras que el Risk o Serpientes y escaleras, dependen de la estadística. Quien se lleva los reflectores son los Tazos y su impacto en la mercadotecnia y en algunas ciencias.
     Al pasar las hojas, encontramos la historia de los juguetes como el Tamagochi, Hello Kitty o Barbie. Conocemos más sobre el juguete más vendido y que Pac-Man es un ejemplo para la evolución artificial… hasta llegar a la conclusión de que los emoticones no son la degradación del uso de la puntuación, sino que tienen utilidad. Increíble, ¿no?
     Salimos de ese momento para acompañarlo con canciones de Lady Gaga, sí, leyó usted bien. En nuestro siguiente Episodio damos un paseo por los recuerdos de entrañables personajes como los de Friends, Alf o E.T., cada uno de éstos analizados desde distintas ópticas.
     Por supuesto que Star Wars lleva un papel importante y, aunque el autor tuvo cuidado de ponerlos lo suficientemente lejos, también lo tiene Viaje a las estrellas. Sin dejar a un lado a Snoopy, la ética de Calvin y Hobbes y el reconocimiento de que tener amigos imaginarios no es malo; pasando por Harry Potter y la razón por la que los niños de hoy no atienden en las clases: no son tan entretenidas como Plaza Sésamo.
     Cierra de manera contundente esta parte uno de los mejores ejemplos de que es posible hacer materiales divertidos con temas científicos a partir de la serie de televisión, The Big Bang Theory. Por si aún quedan dudas, se habla acerca del posible Asperger de Sheldon Cooper. ¡Averígüelo usted mismo!
     Antes de terminar, nos presenta un Episodio III, no menos interesante y divertido, gracias al humor y lo (como el mismo autor reconoce) políticamente incorrecto de algunos de sus postulados. Empezamos con un cursi 14 de febrero que termina haciéndonos reflexionar si querremos celebrarlo en la próxima oportunidad y trata, a través de un análisis de la serie Esposas desesperadas, el papel que juega la mujer hoy día.
     Si en el primer capítulo hablamos de tips para ser ganadores, el tema de la sustentabilidad podría llamarse también “los cinco trucos que nadie querría probar para salvar al mundo”. Nos regala fundamentos por los cuales deberíamos controlar qué especies sobreviven a la población. Advertencia: no apto para aquellos que se toman la vida demasiado en serio.
     Seguimos detrás de un conejo, que es el de Pascua, luego el ícono de las pilas y el logotipo de una revista ampliamente conocida, sobre todo por el público masculino. 
     Termina esta aventura con el escrutinio de la conducta humana en espacios temporales y físicos, es decir, Halloween o Navidad y los centros comerciales. Es posible que nuestra forma de ver estas celebraciones o lugares del consumo nunca vuelva a ser la misma; pero eso, estimado lector, es su decisión.