Proteína MyC involucrada en el desarrollo de tumores cancerosos.
Científicos del Instituto de Oncología del Hospital Vall d.Hebron (VHIO), en Barcelona, liderados por la Doctora Laura Soucek, han logrado combatir cáncer pulmonar al inhibir la proteína Myc, implicada en el desarrollo de diversos tumores.
Según la Doctora Soucek, la proteína Myc tiene un papel importante en la regulación de la transcripción de genes y en procesos celulares, como la proliferación, diferenciación y apoptosis (proceso de muerte celular que permite la regeneración de los tejidos y la eliminación de células dañadas); además, controla la expresión de 15% de los genes humanos. Cuando existen desequilibrios en esta proteína, se produce un crecimiento celular descontrolado, lo que induce la aparición de cáncer en distintos tejidos.
El equipo utilizó un péptido de la molécula Omomyc para penetrar el núcleo de las células tumorales, con lo cual lograron reducir considerablemente el área tumoral y la proliferación de cáncer de pulmón; esto lo consiguieron al administrar el péptido vía trasnasal, el cual cruzó la barrera hematoencéfalica para llegar a los pulmones y el cerebro.
Cabe destacar que, después de 24 horas de haber aplicado el péptido, éste sólo permanece en los tejidos cancerosos.
Aunque aún falta realizar pruebas para demostrar la efectividad de este péptido en humanos, se espera que pueda ser utilizado en el desarrollo de fármacos más efectivos.




Flujos de agua y clima del desierto hace más de 17 mil años.
Científicos chilenos, especialistas en paleoclimatología y paleoecología, dirigidos por el doctor Claudio Latorre, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, realizaron un estudio para conocer el pasado y presente del ciclo del agua en Atacama, el desierto más árido del mundo.
El estudio ha permitido confirmar la existencia de agua en este lugar hace más 17 mil años, según el doctor Latorre, pues existía una condición climática totalmente diferente en el pasado; esta teoría fue confirmada gracias al análisis de paleomadrigueras —nido de roedores—, que contienen fecas, polen y semillas, entre otros, que permitieron reconstruir el paisaje del pasado.
Por otro lado, las condiciones climatológicas de esa etapa permitieron la migración humana durante el Pleistoceno tardío y, en consecuencia, colonizar el sur del continente.
Entre las diversas comunidades que permanecieron en este desierto, se encontraba la cultura Chinchorro, que se adaptó a la zona y permaneció ahí durante miles de años; sus restos arqueológicas confirman esta teoría.
La cultura Chinchorro contaba con un alto nivel de tecnología, sus técnicas de momificación y creación de sofisticadas herramientas, como anzuelos y lanzas, sugieren que su población iba en aumento.
Atacama, por ser un laboratorio natural muy importante, permite entender y analizar la variabilidad que este enclave tuvo desde eras prehistóricas, hasta los actuales desafíos resultantes del cambio climático, ya que impulsa el desarrollo de tecnología.
Ciencia en el mundo
Pilar Martínez