De la Herrán, José. Física y música. México: Conaculta/Dirección de Publicaciones y ADN, 2007.
Es un motivo perfecto para sentarnos en la sala, acompañados de un buen café —o la bebida que nos haga sentir “en sintonía”—, abrir el libro y… Deleitarnos con un concierto para ciencia y arte.
Dividido en ocho movimientos (capítulos) y su respectiva afinación de la orquesta (introducción), el autor parte con la definición de las dos disciplinas que guían esta partitura. En “Características físicas del sonido” es obligada la visita a los griegos para comprender los fundamentos del sonido, escalas, características de las notas musicales y comprobar que fueron los pitagóricos quienes definieron “el binomio física-música, siempre apoyado por las matemáticas” (De la Herrán, 2007).
Instrumentos, sonido y sentidos
“Los instrumentos y la música”, de manera clara y precisa revela cómo se arma la orquesta entre cálculos y frecuencias, datos interesantes sobre historia de los instrumentos con sus contextos, además de la explicación científica sobre la variación de las escalas, el sonido 13, la ópera. Sin dejar a un lado los avances tecnológicos, que han apoyado la producción de nuevas formas de componer música, dándole un especial lugar a la entrada de los mariachis con un buen son.
La voz y el canto hacen su aparición en una melodía que cuenta cómo es que funciona, anatómicamente, el instrumento humano y sus registros. El autor nos ofrece un buen repertorio de curiosidades y referencias a voces destacadas, entre las cuales resultó muy grato encontrar a una amiga de voz prodigiosa: Olivia Gorra.
Las siguientes intervenciones son breves y contundentes, hablan sobre “Cómo se escribe la música”, la razón del pentagrama y la notación musical; así como “El oído musical” y la manera en la que funciona este sentido en la percepción del sonido. En “Grandes físicos-músicos… o músicos-físicos”, nuestro guía deja claro lo cercano de la relación entre la experiencia estética y el placer en lo técnico.
Estilo, efecto y final
“La interpretación” es justo lo que puede marcar la diferencia entre conmover o no producir ningún goce en el auditorio cuando se ejecuta una pieza musical. Es el estilo, lo humano, “el duende” (diría algún andaluz) lo que provoca que al escuchar un adagio se salgan las lágrimas de emoción, o al oír a Agustín Lara, por qué no.
Llegamos al “Finale”, en él se exponen las técnicas/tecnologías y la física de la reproducción musical. Volviéndose un tanto melancólico el tema, se revisa los métodos analógicos, con acompañamiento de fotografías, tomadas por Juan Tonda. La sesión culmina con una exposición sobre los métodos y soportes digitales; el director deja su batuta lista para el encore, al plantear a su melómano auditorio si es que, en cuestión de adelantos, habrán de surgir nuevos o mejores…
Ahora, el silencio. Cerrar el libro y saber que jamás volveremos a escuchar una pieza de la misma forma: a partir de este momento la disfrutaremos mucho más.