Las alianzas estratégicas, –según los economistas– son naturales en un país que se está desarrollando, son alianzas por el hecho de que se asocian o forman conglomerados o consorcios entre gente del sector productivo, la academia y el gobierno para que todos se aseguren de que salgan ganando; así se potencian las capacidades del país, este concepto de alianza estratégica está en la ley de ciencia y tecnología que se aprobó unánimemente en 2002 por todos los partidos políticos y se publicó en junio de 2002; y es el único instrumento legal que contempla las alianzas estratégicas, pero con eso nos alcanza.”

Por otra parte, el doctor Fernández Zayas señala que si la ciencia y la tecnología no han sido prioridades de los políticos a la hora de armar el presupuesto, esto se debe a que el sector científico no representa una fuente importante de votos.

“Quienes toman las decisiones lo hacen con base en los votos, y ¿quiénes controlan los votos?, pues digamos que las corporaciones de trabajadores agrícolas –por ejemplo–, para no poner los nombres oficiales. Ellos dicen: a ver señor candidato usted quiere ser diputado, le ofrezco un millón de votos; entonces, cuando usted es diputado ¿por qué vota?, por que le den dinero a la ciencia y la tecnología o al campo, pues a la corporación de campesinos de mi cuate, que me dio un millón de votos.

Y ¿por qué le tengo que dar a él?, pues porque luego quiero ser senador y después gobernador y presidente de la república, y eso se hace con votos. Esa es la naturaleza tercermundista de nuestra política y es la razón por la cual México está atrasado.”

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HACIA UNA POLÍTICA DE ESTADO EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA