Con la finalidad de recuperar el conocimiento que las diversas etnias autóctonas del país tienen acerca de las propiedades medicinales de las plantas, especialistas de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, y del Centro de Investigación en Biotecnología Aplicada —ambos del IPN—, encabezados por el doctor Guillermo Pérez Ishiwara, desarrollaron un fitofármaco cicatrizante que proviene de una planta de la familia Escrafulariaceae.
“Nos dimos a la tarea de investigar las plantas que nuestras etnias utilizan para distintos padecimientos; particularmente nos llamó la atención una que se utiliza de manera empírica —principalmente, en el estado de Hidalgo— para curar distintas clases de heridas”, explica el doctor Pérez Ishiwara.
El equipo ha logrado fraccionar la planta para conocer su composición química y desarrollar este fitofármaco, a la vez que ha determinado, en el nivel molecular, que los metabolitos activos son capaces de modular y acelerar el proceso de cicatrización, de tal manera que deja una cicatriz con propiedades funcionales y mecánicas muy similares a las de la piel normal.
“Un medicamento como éste no existe en el mercado, aunque algunos de los que están a la venta favorecen solamente el proceso regenerativo; otros modulan el proceso inflamatorio, y algunos más controlan el proceso infeccioso. La ventaja de nuestro desarrollo es que modula, a la vez, las tres fases del proceso de cicatrización, la inflamatoria, la de proliferación y diferenciación celular, así como la de regeneración; ésas son sus grandes propiedades. Además, hemos acoplado o conjuntado la medicina tradicional con la medicina del futuro: la nanomedicina; es decir, utilizamos nanopartíiculas funcionalizadas para incrementar la potencia y disponibilidad del fármaco”, menciona.
La investigación ha permitido desarrollar dos patentes que se encuentran en trámite: “queremos formularla en varias presentaciones de aplicación tópica: cremas, geles, ungüentos, colutorios —solución acuosa utilizada para el tratamiento de afecciones bucales— e, incluso, gotas; su aplicación dependerá del tipo y localización de las lesiones.
El desarrollo final ha pasado exitosamente su validación en modelos in vitro, in vivo y estudios preclínicos, así como en estudios de inocuidad. Actualmente, se están iniciando los protocolos de investigación clínica para probarlo en diversas patologías en humanos”, concluye.
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