“Mecatrónica es la combinación de las tecnologías mecánicas, electrónicas y computacionales para innovar productos, procesos y servicios.” Nos cuenta nuestro entrevistado que el término mecatrónica se acuñó por una empresa nipona en 1969 y, como no tenían patente, fue hasta 1982 que el concepto pudo utilizarse en dominio público. La asociación que ahora preside, fue fundada en 2001 por el doctor Emilio Vargas, quien colaboró en la Universidad Anáhuac en el primer programa de Ingeniería Mecatrónica en México. 

Hoy la Asociación Mexicana de Mecatrónica A. C. tiene como misión “impulsar el desarrollo de la mecatrónica a través del vínculo entre las instituciones de educación superior, centros de investigación e industrias, facilitando la realización de desarrollos tecnológicos, de investigación y formación de recursos humanos”. 
     La asociación ha identificado a poco más de 218 instituciones educativas que desarrollan programas académicos en esta materia. “Tenemos capítulos estudiantiles porque dentro de las actividades académicas debe existir la afiliación a asociaciones. Nosotros podemos certificar publicaciones, ya que tenemos el ISBN. En nuestra página, mecamex.net, se pueden consultar memorias de eventos, conferencias técnicas y publicaciones de México y América Latina”, agrega Orozco Ramírez.
     En los últimos años han surgido nuevas maneras para motivar la formación y divulgación de la mecatrónica, como el concurso de tesis o los concursos de robots, que dan la oportunidad a los ganadores de recibir una certificación que les permita participar en los torneos mundiales; por ejemplo, All Japan Robo-Sumo Tournament, en donde los mexicanos han destacado y, en 2017, se llevaron los tres primeros lugares.
     Para el Congreso Nacional 2018 se implementa un programa de mesas de trabajo en donde los jóvenes serán los protagonistas. “Los vamos a escuchar y se acabaron los monólogos; los tenemos que integrar, llegar a ellos y descifrar dónde están, qué quieren y dónde está ese callo que no hemos logrado pisarles para que reaccionen.  Quiero que al terminar el congreso se transformen, pues les damos herramientas de negocio y académicas”, comparte. 
     La Asociación ha continuado realizando eventos: el Robochallenge / Congreso Nacional, con sede en Querétaro, además de un congreso y una competencia que se llevó a cabo en octubre, en Tepic, Nayarit. 
     En materia de investigación, se realiza un estudio comparativo para identificar de qué manera la participación en equipo, dentro de las competencias internacionales de mecatrónica, resulta un factor para el desarrollo integral de los involucrados. 

Heredero de un compromiso con la educación en nuestro país, Jorge Orozco fue testigo, desde su primera infancia, del trabajo que realizaba su padre en la fábrica donde hacían material educativo para laboratorios de electricidad y electrónica. “Fabricaban radios de bulbo, pequeñas fuentes de poder… Mi papá participó en los libros de texto no oficiales Electrónica básica por objetivos y desarrollamos ahí todas las prácticas”, relata, y agrega que hace más de diez años lo invitaron a ver una competencia en Querétaro para darse cuenta de los alcances que podría tener el producir robots o piezas para México. “Yo iba dos horas y me quedé tres días, me impactó ver la comunidad mecatrónica”.
     Comenzó a relacionarse con el fundador de la carrera de Mecatrónica en nuestro país y, por su experiencia en la divulgación de la tecnología, le solicitaron talleres, pláticas, asesorías, hasta su ingreso como parte activa en la asociación, que ahora preside con la visión de “abrir las puertas a los ingenieros mexicanos en mecatrónica”. 
     Uno de los retos que ha detectado es la profesionalización. Apunta la urgencia de modificar los planes de estudio para que estén acordes con las necesidades de la industria actual, además de generar fondos de apoyo a la implementación de tecnologías. 
     “Somos fuertes porque somos una potencia implementadora”; asimismo, comparte emocionado los casos de jóvenes que, al darles la oportunidad de hacer proyectos, han llegado a desenvolverse en la NASA y en empresas japonesas. Uno de esos casos es Sofía, una niña de 12 años que ganó una competencia mundial de robótica aplicada por internet. 
     Hace hincapié en que “la carrera es muy demandante y no todos están dispuestos a terminar después de cinco años, darse cuenta de lo poco que saben y de las pocas oportunidades laborales que tienen y no porque no hagan falta ingenieros, sino debido a que no hay una reforma en la currícula de las escuelas públicas; en las privadas es diferente, tienen otras oportunidades. A mí me interesa el compromiso con estos chavos que son la mayoría. La mecatrónica es vigente y tiene muchos campos de desarrollo. Mi más grande pasión es cambiar el chip a los chavos en este país y eso he hecho desde que me acuerdo”, concluye sonriente. 

Jorge es una persona que ama su quehacer como profesional y sabe aprovechar sus constantes viajes de trabajo para disfrutar de un buen concierto, una buena película o conseguir una figura más de Chaplin para su colección. En su interior hay un niño que no esconde y por eso sabe jugar con los niños y quiere entender a los jóvenes. 

• Licenciado en Administración de Empresas. Especialista en Comercio Internacional y Electrónica Analógica y Digital.
• Miembro del Comité de Negocios México en Fivah (Cuba) y Atlapa (Panamá).
• Coautor del libro Símbolos y componentes electrónicos.
• Director General de Imori Kits e Imori Kits Internacional.
• Socio Fundador de la Asociación Mexicana de Software Embebido (Amese).
• Presidente de la Asociación Mexicana de Mecatrónica (2016-2019).