La Semana Nacional de Ciencia y Tecnología (SNCyT) surgió en el año de 1994 (hace 15 años), gracias a la Alianza Norteamericana para el Entendimiento Público de la Ciencia y la Tecnología. El físico Ernesto Márquez Nerey tuvo la oportunidad de colaborar con la gestión de este foro, pues en ese momento fungía como subdirector de divulgación en la entonces Dirección de Comunicación de Ciencia y Tecnología en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). En este espacio nos comparte su visión respecto a lo que él considera “la más importante actividad de divulgación de la ciencia y la tecnología en nuestro país”.

“El inicio de la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología fue muy significativo, no sólo para el Conacyt, sino para la divulgación de la ciencia y la tecnología en México. Poco antes de 1994, las actividades de divulgación de la ciencia ya se realizaban de manera constante en universidades, algunas organizaciones civiles como la Somedicyt (Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, A.C.), los institutos tecnológicos de la Secretaría de Educación Pública (sep) y alguno que otro grupo interesado en la divulgación de alguna rama del conocimiento, principalmente la astronomía, que ha sido la cabeza siempre visible de la divulgación de la ciencia. En ese año, gracias al programa del gobierno federal relacionado con el Tratado de Libre Comercio, el Conacyt y la sep tuvieron el buen tino de elaborar la propuesta de la SNCyT”. Surgió entonces un foro en el que niños y jóvenes mexicanos pueden acercarse a la ciencia y a la tecnología.

“La primera SNCyT no fue estrictamente nacional, dado que no se pudo establecer –de momento– la cobertura en todo el país, aunque de manera importante participaron algunos centros de investigación, algunas delegaciones del Conacyt, universidades y empresas que abrieron las puertas de sus instituciones para dar a conocer sus esfuerzos técnicos, tecnológicos y científicos”. La SNCyT arrancó entre talleres, rallys, conferencias y el primer cuaderno de experimentos. “Pusimos inserciones dentro de periódicos para encartar los cuadernos de actividades. Se hizo un tiraje enorme para que toda la gente pudiera tener ese cuaderno”. A partir del segundo año de la SNCyT, “los profesores empezaron a requerir ese cuaderno para abrir una vertiente en las escuelas de actividades extraescolares, o dentro del aula, pero con un afán completamente informal.

”Con el paso del tiempo, el vínculo que genera la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología entre niños, jóvenes, adultos, científicos, empresarios y divulgadores ha permitido fomentar “el reconocimiento de que, en cualquier lugar, cualquier espacio, cualquier objeto hay ciencia; y esto se fortaleció porque justamente uno de los lemas adicionales de la semana en sus dos primeros años fue “aquí hay ciencia… en todos los puntos cotidianos donde la gente anda, sube y baja, tanto en su casa como en el transporte, en la escuela, en todos lados hay ciencia”.

Ernesto Márquez considera que elmayor reto para los divulgadores o comunicadores científicos es “darle visibilidad a la ciencia, a los científicos y a las instituciones de investigación científica”. Por otra parte, “necesitamos dar un brinco hacia una divulgación de contexto”, donde ya no sólo se dé cuenta de los fenómenos de la ciencia, sino que se logre mostrar la confluencia que existe entre ciencia, tecnología, cultura, arte, naturaleza, etc. El público podría entonces sentir una relación mucho más estrecha con la ciencia y la tecnología.

Cada año, millones de niños y jóvenes desarrollan alguna(s) de las actividades de la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología. Sin embargo, Ernesto Márquez considera que, en estos 15 años, la percepción social de la ciencia y la tecnología no ha cambiado demasiado. ¿Para qué sirve la ciencia, en dónde está, qué puedo hacer con el conocimiento que genera, cuáles son los procesos que sigue para realizar una investigación y eso cómo me beneficia? Es difícil analizar lo que cada mexicano respondería a este tipo de preguntas, ya que, en 1994, no se hacían estudios al respecto. Todavía hay niños, jóvenes y adultos que tienen ideas confusas o erróneas respecto a la ciencia y su estructura. Por ello “necesitamos trabajar más en una educación científica y una divulgación que se levante de nivel”, además de “hacer estudios en niños y jóvenes sobe su percepción de la ciencia”.

Para cerrar la entrevista, planteé al físico Márquez, en forma de pregunta, el actual lema de la SNCyT: ¿Para crecer hay que saber? “Sí, para crecer hay que saber, mejorar nuestras actitudes, tener mejores hábitos, hay que interactuar, hay que reflexionar, hay que observar. Para crecer tendríamos que asumir actitudes científicas que nos favorezcan para comprender a la sociedad y a los seres de la naturaleza”.