Las noches de octubre en la Meseta Central de la república acostumbraban ser oscuras y bellas; sin embargo, dado el cambio climático, no podemos confiar en que haya cielos despejados, aunque, ciertamente, los aguaceros de las tardes limpian la atmósfera y las noches pueden ser muy favorables para la observación astronómica.
En el hemisferio norte tenemos, a eso de las 22 horas, sobre nuestras cabezas, el gran cuadrilátero de la constelación Pegasus, cuya estrella noreste, Alpheratz es común a la constelación Andrómeda que tiene forma de V invertida, y en la cual se encuentra la gran galaxia espiral de Andrómeda, el único objeto visible a simple vista que se halla fuera de nuestra galaxia la Vía Láctea. La galaxia espiral de Andrómeda se ve como una débil elipse casi vertical. Con binoculares 7 x 50, se aprecia que esa elipse tiene brazos espirales y apenas cabe en el campo del binocular y, con un telescopio mediano, resulta un espectáculo hermoso.
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