El viento fue una de las primeras formas de energía renovable utilizada por la humanidad en sus principios; desde luego, en la navegación, pero además, en los molinos de viento en los cuales aparecieron los primeros ingenios mecánicos.
En la actualidad, y ante el grave y mundial problema energético, el viento vuelve a figurar como una solución importante; grandes fábricas en los países desarrollados construyen gigantescos molinos de viento, ahora llamados turbinas eólicas, con capacidad para producir la energía eléctrica suficiente y así poder solucionar en forma parcial la crisis energética que nos agobia.
La energía eólica es limpia por no generar contaminantes de tipo alguno (gases, residuos, calor) y, además, es inagotable. Por fortuna, la república mexicana cuenta con varias regiones que gozan de vientos fuertes y constantes a tal grado que dos empresas europeas se han maravillado ante el potencial eólico mexicano, una de ellas, incluso, ha tenido que modificar diseños para que sus turbinas puedan resistir tanto la continuidad de los vientos como su rapidez.
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