Una de las argucias más frecuentes por parte de quienes intentan desvirtuar algunos hallazgos de la ciencia ocurre mediante una falsa representación o distorsión de la escala de tiempo que rige en el universo y en el planeta Tierra.
Así, por ejemplo, quienes niegan el efecto de la acción del ser humano y de la civilización industrial en el calentamiento global, señalan que el planeta ha experimentado muchas modificaciones en su temperatura global de mucho mayor rango que la presentada desde el siglo antepasado y que, por lo tanto, tales cambios no se deben atribuir al orgiástico consumo de combustibles fósiles que se ha dado desde finales del siglo xvii con la civilización industrial.
Ofrecen ejemplos como el caso de la pequeña edad del hielo que se presentó a partir del año 1310 de nuestra era hasta 1850; sin embargo, el invierno más frío de ese periodo ocurrió hasta 1450, ¡casi 140 años después del inicio de aquel fenómeno climático!
