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CIENCIA Y DESARROLLO, NOVIEMBRE DE 2007

JOSÉ DE LA HERRÁN

UN PASEO POR LOS CIELOS DE NOVIEMBRE

Hasta poco tiempo atrás, noviembre era un mes despejado en el valle de México y era posible predecir lo que podríamos ver en sus cielos. Ahora, con el cambio climático que, ni los más escépticos pueden soslayar, las predicciones se han vuelto muy poco confiables, pero esto no quiere decir que no ocurran noches limpias de nubes y por lo tanto, estrelladas.

El objeto astronómico más enigmático de los cielos lejanos –descontando la Nebulosa de Orión, que apenas despunta por el este– es sin duda la Gran Galaxia de Andrómeda, nuestra más próxima vecina. A mediados del mes y a eso de las nueve de la noche, la tenemos sobre nuestro meridiano, esto es casi sobre nuestras cabezas, unos treinta grados al norte del cenit. Galaxia espiral, parecida a la nuestra, la Vía Láctea, Andrómeda es el único objeto celeste que podemos ver a simple vista a 2.2 millones de años-luz de nosotros, distancia que corresponde a veinte veces el diámetro de nuestra galaxia.

Situada en la constelación del mismo nombre, podemos distinguirla fácilmente, si localizamos primero el gran cuadrilátero de Pegasus que estará, en esas fechas, literalmente justo sobre nuestras cabezas. Vista con binoculares, Andrómeda resulta impresionante y nos hace meditar, al ver sus brazos espirales, que no es imposible que allá tan lejos, en aquellos brazos, se encuentren seres inteligentes observándonos con la misma mezcla de admiración y curiosidad que la nuestra hacia ellos…

 

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UN PASEO POR LOS CIELOS
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