Los acontecimientos de nuestro siglo constituyen una comprobación continua del principio de acción-reacción materializado, por un lado, en las transformaciones que el hombre ha hecho de sí mismo y de su medio ambiente y, por el otro, en los efectos de esta intervención, los cuales plantean a su vez nuevos desafíos para el conocimiento. Uno de los grandes privilegios de la sociedad contemporánea es la posibilidad de constatar, de manera casi inmediata, la incidencia de la ciencia y la tecnología en la vida y el entorno cotidianos. Detrás del sistema ciencia-tecnología necesidades sociales existe una infinidad de eventos naturales, legados históricos, pérdidas irreparables y asombrosas recuperaciones.

En nuestra edición de septiembre hemos reunido cinco investigaciones que tuvieron un punto de partida común: la atención de una amenazante realidad, hecho que requirió de verdaderos especialistas cuyo trabajo merece ser considerado como auténtico rescate de la ciencia. Sin que el orden obedezca a su importancia, iniciamos la lista con el proyecto IBIS para reparación de playas en Quintana Roo, una batalla de la ciencia en contra de los embates climatológicos del sureste mexicano; nuestro siguiente caso es una notable labor de reconstrucción histórica que permitió el redescubrimiento de Tamtoc, zona arqueológica situada en la huasteca potosina que fue reabierta al público el pasado mes de mayo. En tercer lugar publicamos un proyecto hecho a la medida, se trata del calzado especial para prevenir las lesiones del pie en pacientes con diabetes mellitus, aportación de gran trascendencia para un número importante de mexicanos. Nuestro cuarto rescate es el proyecto de recuperación de imágenes del pasado, vestigios documentales de incalculable valor para la investigación histórica y, finalmente, un proyecto de preservación ecológica basado en el sonido de los murciélagos, investigación acústica de muy reciente aplicación en nuestro país.